Confesarse en T.V

Autor: Eva Ferraz



Algunos programas televisivos exhiben testimonios truculentos de vidas
poco envidiables, otros hablan de la intimidad de los famosos aireando
sus pecados entre la audiencia millonaria. Nada de esto debería
suceder: socavar la buena fama del prójimo es incurrir en una falta de
honestidad, con el agravante del motivo por el que se hace: ganar
audiencia. El dinero lo ha venido a corromper todo, ya no se respeta
nada si se prevé una ganancia. Pero si alguno siente en su conciencia
algo que le pesa donde debería recurrir es a la Iglesia, y a uno de
sus ministros que tiene poder de perdonar y sanar. Fuera de esto,
manifestar hechos lastimosos no ayuda a nadie: ni al que escucha, ni
al que habla, que lo único que consigue es la burla o el desprecio y
casi nunca compasión.