Ansiedad navideña

Autor: Eva María Catalán

 

 

Afirman los psicólogos que la preparación de la Navidad es conflictiva: tensiones al volante por los colapsos en las ciudades, ansiedad en las aulas y entre las madres de familia frente a los gastos y la organización de las fiestas, aumento de divorcios, personal sanitario saturado por falta de suplentes… Pero, ¿qué es lo que nos pasa? La Navidad, esa gran fiesta de la que todos deberíamos disfrutar por la envergadura a la que va ligada nuestra vida, se convierte en una celebración esquizoide llena de agitación y perversión de su último sentido. Las Navidades no son un cumplimiento de un rito, no son ni siquiera una excusa para las reuniones familiares. Eso ya sería mucho si sirviera para generar unas relaciones entrañables llenas de comprensión y cariño que nos acercaran en lugar de alejarnos. La Navidad es el recuerdo del acontecimiento vital en la historia: un Niño que nace para darnos su Vida en cada vida, para darnos a conocer qué es lo que conviene hacer para lograr la verdadera felicidad. La Navidad no es consumismo febril ni ansiedad premeditada, sino, ante todo, un parón para reflexionar qué camino hemos tomado y adonde nos lleva, ¿a Dios?.