Anticonceptivos

Autor: Eva Nordbeck

 

 

Se cumplen 40 años de la Encíclica papal que nos dejó bien claro que los métodos anticonceptivos son inmorales. Pero algunos católicos miran para otro lado: eso de tener hijos es demasiado duro y difícil de asumir. Sin embargo, otros prefieren ser fieles al dictado del sabio: los métodos artificiales para impedir la concepción, son una barrera física contra la vida y psíquica entre el amor de los consortes. La anticoncepción mina el encuentro personal y lo rebaja al propio de un prostíbulo: la mujer se deja usar pero reniega de la posibilidad de dar la vida y eso es propio de las que cobran por el placer de un acto sexual. Entender que sólo los métodos naturales basados en los días infértiles del ciclo femenino y que respetan su cuerpo son aptos para separar los nacimientos no es difícil. Por otra parte, los católicos que usan condones, DIUs, anticonceptivos (parches, píldoras, anillos…) se han hecho una vasectomía o una ligadura de trompas, o no permiten que el semen llegue al interior de la mujer durante el acto, no pueden acercarse a comulgar.