El Pan de tu Palabra
Mt 13,44-46

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Las parábolas del tesoro y de la perla de gran valor nos recuerdan que Jesús es nuestro tesoro.: para poseerlo hace falta ser dispuestos a dejar todo y a todos. Podemos representarnos este tesoro como un vaso de terracota lleno de monedas de oro y plata. Soterrar los tesoros en el campo era considerado un depósito seguro en tiempos de guerra o de incertidumbre. Tesoros escondidos podían ser olvidados por la muerte de los legítimos propietarios que llevan consigo el secreto en la tumba.
El único modo posible para el labrador del campo para unir a un poseso jurídicamente no impugnable es adquirido del campo. Así él vende todo lo que posee para adquirir el campo y por tanto el tesoro..
El reino de Dios es un tesoro ya presente, experimentable, transmisible en la parábola y en la obra de Jesús. El viene al encuentro del hombre para suscitar su alegría.. El hombre vende todo lo que tiene porque orienta de modo nuevo su vida. A los tesoros de la tierra sustituye el tesoro de reino de los cielos.
El vértice de la parábola reside en la decisión del hombre ante el descubrimiento del tesoro: vende todo lo que tiene con el fin de obtener el campo y apoderarse del tesoro.
Ejemplares de esta decisión inmediata y sin muchos replanteamientos son los discípulos que, al encontrar a Jesús, están dispuestos a dejar todo para seguirlo (Mt 4,18-22; 8,21-22; 9,9; 19,16-29).
Se puede imaginar con qué afán se ha puesto en la obra de y con cuánto ridículo se ha cubierto los ojos. Bien intencionados que este hombre que vende todo, casa y haberes, para adquirir un trozo de tierra de valor, como es ordinariamente en Palestina, infructuosa.
Al la misma invitación están invitados los hijos del Reino. Ellos sí han adquirido un bien de valor inestimable, pero externamente, a los ojos de los demás,, aparecen ilusos- Su riqueza es confinada pero escondida, atrapar solo la gran alegría que trastorna sus corazón.
La alegría, signo de optimismo y de esperanza, es el punto culminante de la narración. La aprobación de los bienes no ha sido un sacrificio, sino un robo..
También en la parábola de la perla preciosa se evidencia el valor extraordinario del reino de los cielos en relación con otro bien (cfr Mt 6,33). También aquí el culmen de la narración reside en una decisión tomada por el mercader que vende todo lo que posee para comprarla.

Hay que observar que en la parábola del tesoro escondido el hombre lo encuentra casualmente, mientras que en la parábola de la perla preciosa es el hombre que va en su busca. En la vida algunos han encontrado a Cristo sin haberlo buscado (cfr Mt 4,18-22; Hch, 9,1-9), otros lo han buscado, como Nicodemo (Jn 3,1-15). En cualquier caso el corazón del hombre está inquieto hasta que no encuentre su tesoro y su perla preciosa que es Cristo..
Ser cristiano es la gracia más grande. Por consecuencia la alegría debería el dato existencial cristiano, para que no resulte verdadero el amargo sarcasmo de Nietzsche: "Debería volverme con una mirada distinta, si quieren que crea en su redentor".