Postal a los jóvenes

Imaginación y orgullo

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

“¿A quién va a querer honrar el rey si no es a mí?” (Esther 6,6)


Pues bien, ¿qué audacia y qué frescura, verdad? Sin embargo, el pensamiento de este hombre, Haman, es sólo la expresión de un orgullo desmesurado y de una imaginación al servicio de su orgullo!

Tu imaginación no te ha prestado servicio, a veces. Cuando te has dejado creer o suponer que tal puesto de importancia y vistoso era para ti y que la misma iglesia terminará por hacer eco un día u otro de los honores reservados pronto para ti.

Muchas personas de esta clase se han dejado llevar por su propia imaginación. Haman se imaginaba que era la perla del reino; iba a suceder al rey y podía incluso seducir a la reina y no sé cuántas tonterías más...

No dejes nunca que tu imaginación sea el brazo armado de tu orgullo. Deja de imaginar lo que es falso. Déjate atraer por lo que es humilde y razonable. Dios hará el resto, si esa es su voluntad.

Tu imaginación te ha mentido muchas veces; ha sido para ti ocasión de muchas decepciones, cuando, en realidad, nadie te había prometido nada. ¿No te das cuenta de en el origen de tus muchos desalientos o bajones de forma está esa imaginación descontrolada?

El ser humano está hecho así, y tú no te escapas de esa regla; hay quien piensa que nadie vale más que él; tú no lo dirías así, ni con esas mismas palabras, pero, en el fondo, te pareces a Haman al menos en este punto.

No admite más esta dictadura de tu imaginación. Habla de ella a Cristo, confiésale las cosas tal como son. Dile al Señor que tienes muchas mentiras de tu imaginación manipulada por tu orgullo natural.

Una oración para hoy: Señor, cura mi imaginación. Haz que nunca mi vida se porte ni sea como la de Haman. Sé que tengo orgullo, y por eso quiero ser humilde. Haz que sea tu gracia la que me cambie. En el nombre de Jesús. Amén