Postal a los jóvenes

¿Está Dios contigo?

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

« Dios dijo a Moisés: […] Sube al país que juré darle a Abrahán. Isaac y Jacob, diciendo: "Se lo daré a tu posteridad. Enviaré delante de ti un ángel, y expulsaré a los Cananeos...Sube al país del que manan leche y miel. Pero no subiré en medio de ti, por miedo a que te consuma en el camino..." » Éxodo 33,1-4

El pasaje lleva en sí mismo una paradoja. Dios dijo: "Te bendigo, te doy un país en el que manan leche y miel, ye enviaré ante ti un ángel para descartar a todos los enemigos pero no estaré allí".

Increíble pero verdadero.¿Es posible tener la bendición divina sin que Dios no esté con nosotros? Pues bien, sí, este pasaje lo muestra bien. ¿Cómo es posible? Muy sencillamente porque Dios es siempre fiel a su alianza incluso si somos infieles.

Hoy me gustaría destruir un cliché que consiste en creer esto: "Tengo buena salud, soy rico, entonces es la prueba de que Dios está conmigo."

Dios había prometido por juramento dar el país a los descendientes de Abrahán y lo hizo. Sin embargo, no se sobreentiende que Dios estaba con ellos. Este pasaje es claro, Dios bendice al pueblo aunque no marchara con él.

Moisés, consciente de eso, eligió rechazar la bendición de Dios si Dios no estaba con él. Más allá de la bendición Moisés buscaba sobre todo al Dios de la bendición. Por eso va a llamar al arrepentimiento y reclamará luego la presencia de Dios diciendo: "¿Cómo será pues cierto que he encontrado gracia ante sus ojos, yo y tu pueblo? ¿No será cuando marches con nosotros??".

Para Moisés la bendición más grande es cuando Dios marcha a su lado. Gracias a eso, Dios va a acompañar al pueblo.

Querido lector /a: imita la actitud de Moisés: ama por encima de todo al Dios de la bendición. Sí, es a él al que queremos. ¿De qué e sirve a un hombre ganar el mundo si pierde su alma?


Una oración para hoy

Señor, al igual que Moisés rechazo ser bendecido si no estás conmigo. Ante la bendición de Dios, es al Dios de la bendición al que deseo. Padre, marcha conmigo pues es la única prueba que me distingue de los otros en la faz de la tierra. En el nombre de Jesús, amén.