Postal a los jóvenes

Desconfía de tus impulsos

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

“Pedro salió de la barca y anduvo por las aguas” (Mateo 14,29).

Tus impulsos no te hacen nunca grandes servicios. Pedro era un hombre de impulsos. Era capaz de andar sobre las aguas, pero incapaz de seguir a Jesús en tierra firme:” Pedro seguía de lejos” (Lucas 22,54).

Debes desconfiar de tus impulsos; te llevarán al desaliento, a la depresión y finalmente al abandono. Tus impulsos podrían comprenderse cuando eras niño o niña; pero hoy son sobre todo el reflejo de un desequilibrio. Un día te sientes en las cimas de las altas montañas, listo para volar o andar de picacho en picacho; al día siguiente, te encuentras tumbado en el valle, incapaz de seguir a Jesús.

Deja de comportarte como un niño o niña mimados que tienen la cabeza vacía y sin embargo crees que tienes toda la razón en contra de todos. ¡No! No siempre tienes “toda” la razón.

Tu vida con Jesucristo no se hace a golpes de resplandores puntuales y de momentos de ausencia prolongados en tu agujero negro depresivo. El Evangelio te dará la estabilidad en tu marcha con Cristo. Y esto cada día. No se trata de caminar sobre las aguas de vez en cuando y ser incapaz de seguir a Jesús en la vida diaria. Debes rechazar este género de situaciones porque son “anormales”.

El Evangelio en el que crees, es un Evangelio de equilibrio, capaz de equilibrar tu vida en todos los aspectos, incluido tu temperamento, tu carácter y tus sentimientos. ¡Ojo!, estos últimos te hacen malas jugadas. Van al albur, a su antojo.

Tus impulsos no sirven para glorificar a Dios, sino para satisfacerte a ti mismo. Controla y cúrate de esta tendencia a comportarte como un niño o niña mimados. ¡Vamos! ¡Empieza hoy a ser equilibrado!

Una oración para hoy: Señor, ven a equilibrar mi vida; líbrame de mis impulsos. Concédeme la gracia de vivir la estabilidad todos los días. Mi deseo es glorificarte. Son muchas las veces que mis impulsos me han llevado al desaliento y a posturas orgullosas contra ti y contra tu iglesia. Perdóname y ayúdame. Gracias Jesús. Amén.