San Gregorio de Narek, Febrero 29

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa "vigilante". Viene de la lengua griega.

No tendrás mucha idea de quién fue este santo, nacido en Armenia en el 944 y muerto en Narek, Turquía, en el 1010.

Este joven fue uno de los grandes poetas de la literatura universal. Sus obras maestras está por aquí y por allí. Sin embargo, como se conserva "El libro de las oraciones" nos basta para percatarnos de que en sus 20.000 versos hay materia suficiente para apreciar su calidad.

Era el hijo de Kosroes, obispo de Antsevaltsik. Desde joven entró en el monasterio de la ciudad, gobernada por Ananías el Filósofo, tío materno.

Una vez que recibió la ordenación sacerdotal, le dieron el cargo de mayor confianza: la formación de los novicios o futuros monjes y, al mismo tiempo, la delicada misión de reformar los conventos.

Este último trabajo le causó muchas enemistades y hasta persecuciones.

Hubo monjes que le acusaron incluso de hereje para quitárselo de encima. Dios, como siempre, vino en su ayuda.

Los obispos, para borra toda clase de sospecha, enviaron a dos teólogos para ver si era verdad que Gregorio profesaba alguna herejía.

Fueron con un paté de pichones. Y se decían:<<Si se lo come, es seguramente hereje>>.

Cuando se lo presentaron, Gregorio abrió la ventana, se sacudió sus manos y dijo al paté frío:<<Iros a jugar, pequeños amigos, hoy os toca comer veneno. Los pichones salieron volando por entre los árboles>>.

Entonces, los dos teólogos se pusieron de rodillas para que les diera la bendición. Se fueron corriendo a decirle a los obispos que no era hereje. Y, además, le contaron el prodigio que había hecho ante sus miradas, llenas de asombro.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

"El rico no gozaría nada si le faltase la envidia de los demás" (Alfredo Panzini).