San Rainiero Junio 17

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB  

Etimológicamente significa “consejo poderoso”. Viene de la lengua alemana.

Cuando una persona siente y vive en el amor a Dio y a los demás, percibe un estado de grata felicidad.

El joven Rainiero, un trovador que cantaba por todas partes para alegrar a la gente con sus canciones, llevaba una vida personal desordenada.

Todo este mundo se le vino abajo cuando se encontró con un señor ermitaño. Parece ser que el inspiró confianza. Y le dijo:<<Padre, rece por mí, pues no soy tan feliz como la gente se cree>>.

El bueno del ermitaño debió orar con tanto fervor que Dios escuchó  su oración. El joven se convirtió. Tiró el instrumento musical, una viola, con la que acompañaba su canto y tanto lloró su pecado que hasta se volvió ciego.

Siguió trabajando de otra manera para conseguir dinero e irse en peregrinación a Tierra santa. Un día, cuenta él, el diablo le abrió la bolsa y le  quitó el dinero. Fue una premonición para su vida. Desde entonces sólo comía con la limosna que le daban.

En el barco que llevaba a Israel, se puso a trabajar de remero. Cantaba y alegraba la vida de los viajeros.

Cuando volvió a Pisa, en donde había nacido y murió en el año 1160, se alojó en casa de los canónigos, y después en el monasterio de san Guy hasta el final de su existencia.

Se dedicó a ayudar a la gente mediante el consuelo, el aliento, el buen consejo.

También tenía la facultad de curar algunas enfermedades y alegrar la vida al más pintado.

Al morir, le llevaron los cónsules de la ciudad. En 1591 sus restos se trasladaron a la capilla de la catedral de Pisa. Parte de sus restos los había adquirido la reina Juana de Aragón en el año 1372.

 

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

 

“El amor al prójimo es nuestra medida de nuestro amor a Dios” (Edith Stein).