Santa Ángela de Foligno Enero 4

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa “ mensajera”. Viene de la lengua griega.

Muchas veces se oye hablar, cuando se tiene cierta edad, que los hijos, el dinero y el marido o la esposa no dan toda  la felicidad que hay en el corazón.

A esta chica le encantaban las juergas y las fiestas. Es normal. Se casó muy joven y tuvo varios hijos

En 1283, quedó viuda a los 35 años. Foligno, ciudad italiana, sintió la muerte de su marido y poco después la de sus hijos.

Al quedarse sola, pensó en dedicarse a una clase de vida distinta de la que había llevado.

Fue a un convento. Escuchó una predicación, y tanta pena sintió de su vida pasada que hizo una confesión general de sus pecados.

Animada por otras jóvenes, se fue en peregrinación a Asís. Y aquí escuchó que san Francisco le decía en su interior:<<Vende lo que tienes y dalo a los pobres, y dedícate a vivir pensando en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo>>.

Tan fuerte fue su conversión que desde entonces se considera una de las místicas más célebres de la Iglesia católica.

Apenas oía hablar de la Pasión de Cristo, entraba en visiones celestiales.

Tenemos la suerte de que todo cuanto le sucedió en su vida, ella misma se lo dictó a su confesor. Menos mal. En una de sus entrevistas con él, le dijo:<<Yo, Angela de Foligno, tuve que atravesar muchas etapas  en el camino de la penitencia o conversión. La primera fue convencerme de lo grave y dañoso que es el pecado. La segunda, el sentir arrepentimiento y vergüenza de haber ofendido al buen Dios. La tercera, hacer confesión de todos mis pecados. La cuarta, convencerme de la gran misericordia que Dios tiene para con el pecador que quiere ser perdonado. La quinta,  el ir adquiriendo un gran amor y estima por todo lo que Cristo sufrió por nosotros. La sexta, adquirir un gran amor por la Eucaristía. La séptima, aprender a orar. La octava, tratar de vivir en continua y afectuosa relación con  Dios>>.

Murió el 4 de enero de 1309. 

¡Felicidades a las Angelas! 

“De humanos es errar y de necios perseverar en el error” (Cicerón).