Santa Gema Abril 4

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa "piedra preciosa". Proviene de la lengua latina.

La joven de la controversia y de la crítica. Este puede ser el titular de Gema ayer y hoy mismo. Y lo curioso es que vivió tranquila en su castillo interior, a pesar de que unos la criticaban por las revelaciones que recibía del Señor y de al Virgen. Otros, sin embargo, sentían admiración ante ella por el grado de su santidad y por considerarla una auténtica mística.

Los padres, desde su edad temprana, apreciaron ella que era muy prodigiosa. La educaron muy bien en la vida cristiana. Y, aunque era todavía una niña, tenía la mente clara y el corazón decidido para decirle a sus padres: << Quiero en mi vida hacer la voluntad de Dios>>.

Toda su corta existencia fue una continua enfermedad. Al igual que su propia familia. Su padre murió de cáncer y su madre de tuberculosis.

Y Gema, en la flor de su vida, sufría una operación tras otra. Los médicos la desahuciaron, pero ella nunca perdió la calma. La contemplación de Jesucristo Crucificado la llevaba y la sostenía para soportar con alegría todo tipo de dificultades.

Hay algo en su existencia que merece la pena que se destaque: las controversias en torno a su personalidad.

¿Cómo era Gema? Al leer su biografía, se percibe en seguida que poseía una fina e intuitiva sensibilidad. Así, por ejemplo, cuando escuchaba hablar de Jesús le entraba fiebre, o cuando oía una blasfemia comenzaba su cuerpo a derramar sangre.

Ella misma aseguraba que entraba en comunicación casi continua con el cielo y el infierno. Como es natural, sus hermanos se reían de ella. Es difícil comprender el mundo de lo divino que tan arraigado estaba en el alma de esta joven.

Para colmo de la irrisión de algunos, llevaba impresas en su cuerpo las llagas y las señales de la Pasión del Señor. Las manos y los costados le sudaban sangre. Son dones que Dios concede a quienes, como ella, se ponen a su entera disposición. Y hacer la voluntad de Dios es siempre costoso y nada fácil.

Pero, además, hay una perla que brilla en ella con todo su esplendor: la virginidad. Era la rosa perfumada y el buen olor de Cristo. Nació en Camigliano en 1878 y murió en Luca (Italia) en 1903.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

"Lejos de ser humillante, reconocer los yerros enaltece el alma" (M.Rostropovich