Podemos ser dueños de nosotros mismos

Autor:  Gabriela Carrillo

Fuente: Gama

 

 

Relata un cuento que en un pueblo vivían dos amigos. Juan, trabajador de la tierra, y Pedro que cuidaba y apacentaba ovejas. Ellos platicaban siempre que algún día querrían ser héroes de su lugar. Un día se les presentó la ocasión. Llegó una tormenta y comenzó el pueblo a inundarse. Los dos amigos salieron al rescate de la gente y los animales, los pusieron a salvo y construyeron una presa. Cuando todo hubo terminado el pueblo entero les organizó una fiesta y los dos vieron su sueño hecho realidad. Al cabo de unos días Juan fue con Pedro y le dijo – “Amigo, esto de ser héroe me ha gustado, ahora la gente me compra más y a mejor precio, busquemos ser héroes en otro pueblo y salir de aquí”-. Pedro se quedó pensando un momento y contesto – “Amigo ten cuidado porque ahora te has encontrado un dueño, si fuera tú lo desechaba inmediatamente y volvería a ser libre” -.

Juan se fue pensativo, no había entendido las palabras de Pedro. Se decidió y marchó solo a otro lugar donde logró ser héroe nuevamente. Así pasó el tiempo, un día que Pedro apacentaba sus ovejas llegó un carruaje elegante, bajó de él un hombre muy rico corriendo hacia donde él estaba. Era Juan; se le echó al cuello a Pedro y le dijo – Este dueño que me he encontrado me destrozó y he perdido todo lo que más quiero; volveré al pueblo y trabajaré de la tierra; el dinero servirá para todos, ya no quiero que sea más dueño de mi.

Existe un error en relacionar la libertad con el placer, incluso el placer de quitarse un problema de encima. La libertad no nos provoca un sentimiento de mejora o de felicidad; no hace que la persona “se sienta bien” como piensan muchas corrientes nuevas. La libertad es un ejercicio de la voluntad y la inteligencia en una acción concreta, es decir que, cuando la persona actúa con voluntad e inteligencia está actuando libremente. No es coercitiva sino que siempre va a favor de la persona, de su libertad y de su dignidad. Es al final cuando al ver los frutos de las decisiones libres uno puede sentir felicidad y satisfacción de verse como una mejor persona.


Para ser dueños de nosotros mismos hay que actuar desde lo pequeño


No existe fórmula mágica que pueda erradicar lo que hasta el momento cada uno de los lectores ha detectado en sí mismos como “dueño” de muchas de las decisiones que ha tomado. Sin embargo el ejercicio continuo de la voluntad y la inteligencia en lo pequeño, puede ayudar a cuando se presente un evento grande, se pueda asumir libremente. Por ejemplo, si Juan se hubiera ejercitado en cosas pequeñas, al llegarle algo grande como la fama, no se hubiera dejado llevar tan fácilmente como sucedió. Empezar con algo que sea más sencillo de dominar puede servir de mucho; algo en donde se sienta la persona más fuerte.

Los expertos del “coaching” empresarial dicen en sus teorías que no se debe atacar a los defectos desde los defectos sino desde las virtudes o las fuerzas de la persona. El mal no es un acto aislado, sino la ausencia del bien. Por eso el enfoque de la persona debe ser primero en incrementar las acciones que con mayor facilidad puede hacer libremente y de ahí conquistar las que no tiene comúnmente voluntad propia.

Sumando las pequeñas conquistas, la persona va adquiriendo seguridad y confianza de su poder sobre su cuerpo o su mente, sobre su libertad y su dignidad como persona. Su concepto de ser humano entonces se amplía y comienza a entender que cualquier acto puede ser gobernado por él mismo, es decir, ser algo mucho mayor que su cuerpo y su mente. El tiempo solo la persona lo puede fijar, no hay algo predeterminado que haga avanzar en pasos o etapas como comúnmente lo quieren vender muchos psicólogos, libros o cursos “liberadores”. Es importante hacer hincapié en que muchas de dichas teorías provocan más que una liberación, un aislamiento o alienación de la persona de su cuerpo, mente y espíritu. Fragmentada la persona es imposible mejorarla, los tres órdenes deben de ir al unísono ya que todos ellos forman parte inseparable del ser humano.

Las personas que han logrado ser dueñas de si mismas y actuar conforme a lo que verdaderamente les hace libres comúnmente luchan por una causa en específico, son héroes, mártires, santos, líderes, personas que dejan huella en el mundo. Pero no se necesita ser a gran escala, se puede comenzar con la vida propia; solo eso ya es una gran victoria.