Las dos Europas: La Europa del Tratado y la Europa de los 27

Autor: Rogelio Villegas

Fuente: Gama

 

 

Parece que todo se pone de nuevo en marcha para la construcción de la “Grande Europa”, la de los 27. Al menos éste ha sido el mensaje del último consejo europeo celebrado en Lisboa a inicios de octubre.

¿Qué ha impedido en el pasado la realización de este magno proyecto? O más bien ¿por qué cada vez que se intenta plasmar los valores europeos en una constitución los intereses no son los mismos?

La Europa de los 27 ya ha recorrido un buen trecho en la unificación de monedas y en la adopción de símbolos. Pero es sólo el inicio. Hay que entablar un diálogo con el pasado, para construir la Europa del futuro. Una constitución no puede empezar de cero, sobre todo cuando se trata de aplicarla a 500 millones de personas de países con culturas diferentes.

Esta vez el proyecto parte con unas bases más realistas como el artículo 15b sobre el funcionamiento de la Unión Europea. Las instituciones de la Unión se comprometen a entablar un diálogo profundo con las Iglesias y las asociaciones o comunidades religiosas reconociendo su identidad y su contribución específica, guardando el estatuto del cual gozan en los países miembros. Además, entre las modificaciones del tratado se introduce un preámbulo que reconoce los aportes culturales, religiosos y humanísticos en la configuración europea.

Todo el debate en torno de la identidad de Europa no ha caído en saco roto. Este artículo refleja fielmente aquello que el Papa Juan Pablo II comentaba en el número 114 de la Exhortación postsinodal Ecclesia in Europa. Pero todavía no hay una mención explícita de las raíces cristianas de Europa.

En los meses que vienen se prepara un duro debate sobre este último punto. Aquellos que no quieren ver el tratado constitucional manchado de religión ya empiezan a sacar los primeros argumentos. El primero –lo hemos escuchado por arriba y por abajo en los últimos meses- es la creencia de que religión (al menos aquellas que proponen una verdad) son sinónimo de violencia. Para la muestra un botón: la exposición “dios(es). Modos de empleo” en España o la publicidad que circula por las calles de Roma: NO pronunciarás el nombre de Dios en vano, NO al fundamentalismo religioso, NO a la religión. Algunas mentalidades, más abiertas y conciliadoras, dirán que incluir una mención al cristianismo en el Tratado Constitucional equivaldrá a una exclusión de todas las formas religiosas presentes en Europa.

Ante este panorama, nos toca tomar una actitud activa en este debate como lo ha recordado varias veces Benedicto XVI. He aquí algunos puntos que podrían ayudarnos a reflexionar y tomar parte activa en este momento histórico:

1. Releer la Exhortación Postsinodal Ecclesia in Europa: este rico documento es el fruto de la reflexión de los obispos europeos sobre la situación actual de sus comunidades.

2. Mostrar con nuestro trabajo y nuestro ejemplo que el Evangelio es un itinerario válido y actual que da sentido a nuestra existencia.

3. Luchar para que la luz del Evangelio brille en todos los ámbitos de la sociedad: escuela, trabajo, familia.

4. Luchar por que se afirme la dignidad trascendente de la persona humana y los valores de la razón y del derecho natural.

5. Colaborar con nuestras comunidades para que los bienes de la Iglesia hablen con su historia y su belleza.


Las nuevas modificaciones serán aprobadas definitivamente el 13 de diciembre en Lisboa por los jefes de los Estados miembros y por sus respectivos parlamentos. El rostro de la Europa de los 27 comienza a verse más claro en las decisiones de sus gobernantes.