San Juan Evangelista

Autor: Astor Brime   email: gegarcas@hotmail.com

 

 

Con la sangre y la cruz en la mirada,
y en el alma la muerte del Calvario,
en él mismo está abriendo el relicario
a la voz, que desciende ensangrentada. 

“¡Ahí tienes a tu Madre!” Ya no hay nada
más que entregar por este presidiario
del pecado. Le queda al lampadario
el latido postrero en la mirada. 

Las lágrima del joven son pañuelo
del “comsummatum est”. Quedó la vista
petrificada en el ingrato cielo. 

Cuando en Patmos recuerde, hará que asista
todo el fragor de Dios, que alzó su vuelo,
y AMOR le llamará el Evangelista.