Carta a los cristianos

Mantén tu fe

Autor: Padre Gerardo Moreno

 

 

“Señor, aumenta nuestra fe…” fue una de las tantas peticiones que hicieron Los Apóstoles a Jesús, nuestro Maestro. La primera buena noticia de esa petición es que la fe se tiene, y se pide el aumento de la misma, además, es una oración que sigue vigente y nos impulsa a seguir conectados con Dios en medio de tantas situaciones adversas. 

Hoy al igual que ayer son muchas las ocasiones o razones que se presentan para que dejemos a un lado nuestra fe en Dios, Uno y Trino, basta con mirar a nuestro alrededor y observaremos injusticia, rencor, rabia, odio, arrogancia, prepotencia, secuestros, maltratos, persecuciones, guerras, y la lista es un poco más larga. Son ocasiones que nos pueden llevar a dejar a un lado nuestra fe y preguntar cómo lo hacen algunas personas: “¿Dónde está Dios?”, a esas personas les digo: Él, nuestro Dios, está contando contigo y con cada hombre, mujer y joven que cree y construye un mundo mejor. Mantén tu fe y contagia a los demás para que este mundo crea y se transforme. No preguntes: ¿Dónde está Dios? Sino ¿Dónde estás tú?¿Qué estamos haciendo para cambiar nuestra realidad? ¿Qué valores estamos reflejando?¿Qué estamos haciendo con nuestra fe?

Quien se mantiene en la fe no naufraga aunque el barco (la vida-familia) sienta la fuerza del mar (quien se mantiene en la fe, los momentos difíciles los prueba como el oro en el crisol. Los purifica y madura para tomar decisiones cimentadas siempre en Dios.

Te digo, estimados amigo y amiga, mantén tu fe aunque sufras consecuencias por creer en Cristo. Mantén tu fe aunque recibas heridas, calumnias y se burlen por haber puesto tu confianza en Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Recuerda que para quien tiene fe y la deposita en Jesucristo, no hay obstáculo que detenga la fuerza avasalladora que viene de lo alto, y tú, mi estimado amigo y amiga, tienes la fuerza de lo alto, si no lo dudas podrás hacer grandes cosas como le dijo Jesucristo a Los Apóstoles.

Ni la violencia, ni la enfermedad, ni el dolor, ni la tristeza, ni las heridas, ni las injusticias, ni el rencor, ni la venganza, ni el pecado, ni el pasado, ni el presente te aparten del amor de Cristo ni opaquen tu fe. Si la mantienes llegarás hasta el final y recibirás la corona que no se marchita, como dice San Pablo.

Aviso: Se necesita hombres y mujeres con fe que quieran cambiar el mundo y hablar de Cristo. ¿Será que podemos contar contigo?