Carta a los cristianos

Una historia sin sexo ni política

Autor: Padre Gerardo Moreno

 

 

PEs hora de volver al Quijote que sigue cabalgando tras su amada, pero al mismo tiempo tras los sueños de vida nueva llena de esperanza. Don Quijote de la Mancha , así lo tituló Cervantes, y agradecemos a Dios, sin embargo, hay que seguir caminando y darnos cuenta de los Quijotes actuales, que al igual que el de Cervantes, cabalga por creer, amar y soñar. Si no hay ilusión ni esperanza no puede haber Quijotes. Basta con fijar nuestra mirada en los niños que sonríen, juegan, lloran, ensucian su camisa con chocolate y a veces con tierra. En los niños que van con cuadernos a la espalda y palabras sinceras en los labios. A los que llevan sonrisa sin límite en sus caras y esperanza renovada y renovadora en el corazón. De ellos tenemos que aprender para dejar a un lado las rencillas, odios y resentimientos que nos atan al pasado y nos ponen en guardia frente al prójimo por pensar y creer diferente. ¡Cuánta heridas tenemos que sanar!

Es hora de volver a los hombres y mujeres que sin importar credo, estatus, pensamiento, color, lengua ni nacionalidad construyen, sirven al prójimo y llevan arraigado en su corazón la justicia y la verdad, y ésta última, como dice Jesucristo, nos hará libres.

Podemos olvidar nuestro pasado, y es necesario que lo hagamos, sobre todo cuando se trata de pecado, errores, fallas y desaciertos; lo que no podemos ni debemos olvidar es nuestro origen, nuestras raíces, nuestra genealogía, y por supuesto, nuestro arraigo en la fe que nos impulsa a seguir siempre hacia adelante y nos invita continuamente a hacer el bien.

Nuestra sociedad, necesitan de hombres y mujeres, de jóvenes y abuelos que como el Quijote, salgamos tras la esperanza de encontrar el tesoro escondido, ese tesoro llamado de muchas maneras como: reconciliación, vida, fe, esperanza.

Estos días le decía a una amiga: “Si algún día despiertas y no tienes una ilusión por la cual luchar, es preferible que sigas durmiendo…” La vida y nuestro país cada día nos exigen más y sempiternamente nos llaman a construir aunque otros destruyan, ser honestos aunque otros siguen diciendo: “Ponme donde hay”, pronunciar una palabra de ánimo aunque otros sólo hablan de odio, venganza y guerra. Estamos aquí para hacer de nuestra Venezuela, la tierra que soñamos para las futuras generaciones. Tierra labradora de libertad, justicia y compromiso con la verdad. Es necesario despertar.

Si alguna vez no hay esperanza, entonces dejarán de existir los Quijotes, los hacedores de sueños, los poetas, los escritores, los que construyen una sociedad mejor, los hombres y mujeres que están dispuestos a pasar por la vida sirviendo al prójimo, sembrando la justicia y proclamando la libertad.

Mientras hay esperanza, es signo de que Dios no nos abandona, y nuestra Venezuela y más allá de sus fronteras esperan un mundo mejor, que será posible si los Quijotes actuales olvidan su pasado, como dice San Pablo y se lanzan hacia adelante.

Prepárate estimado lector y lectora, y cabalguemos como los Quijotes que nuestra sociedad espera.