Carta a los cristianos

Embajadores de Cristo

Autor: Padre Gerardo Moreno

 

 

(Reflexionar 2Corintio 5, 14-21)

Así como los embajadores tienen las credenciales diplomáticas para representar a sus países ante diferentes naciones por todo el mundo, según las relaciones establecidas entre Estados o Gobiernos y el Derecho Internacional, también los hombres y mujeres que nos hacemos discípulos de Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores, nos convertimos en sus embajadores ante la gente sin distinción alguna.

Así como los embajadores de las naciones tienen la misión de establecer buenas relaciones entre los países, ser personas que promuevan la paz, la concordia y la amistad como garante de su responsabilidad diplomática, también los cristianos tenemos la sagrada misión de predicar el Evangelio, anunciar la justicia, practicar la caridad, expandir la paz, dar a conocer nuestra fe, ayudar al prójimo como el Buen Samaritano, denunciar la injusticia y sentirnos orgullosos de quien representamos y proclamamos como El Salvador, porque Él, estoy seguro, se siente orgulloso de nosotros sus embajadores ante las personas que esperan una palabra de aliento, que le hablemos de la misericordia que viene de lo alto, del amor infinito de Papá Dios y de la fuerza transformadora de El Espíritu Santo.

Somos embajadores de Cristo para llevar el perdón de Dios a quien siente que su vida no tiene sentido ni vale la pena. A quien siente que su pecado no tiene perdón y está condenado a cargar con su culpa, ahí es donde debemos recordar las palabras de Jesucristo: Misericordia quiero, no sacrificio. Mujer, ¿nadie te ha condenado? No, Señor, yo tampoco te condeno, vete en paz y no peques más. O como le dijo a Zaqueo: Hoy ha llegado la salvación a esta casa. En otras palabras, ha llegado la salvación y el perdón a tu vida.

Somos embajadores de Cristo para que Él sane a través de nosotros, de nuestras manos, de nuestras palabras y de nuestro convencimiento de la fe en Él, que todo lo puede. Somos embajadores de Cristo para decirle a la gente que todavía hay esperanza en un mundo mejor, en una sociedad transformada desde Dios, que nos da vida en abundancia en su Hijo y quiere nuestra felicidad, sí, quiere tu felicidad, pero también la felicidad del vecino, del que cree en Él y del que dice no creer, del que hace el bien y del que se resiste a hacerlo por soberbia, del que denuncia la injusticia y del que piensa que la justicia no existe.

Somos embajadores de Cristo para estrechar las manos y levantar al que cae aunque no pertenezca a nuestro credo, comunidad, parroquia, familia, grupo de amigos ni piense igual que nosotros, ahí demostraremos que verdaderamente somos discípulos de Jesucristo, porque para servir al prójimo no se necesita pensar, caminar y actuar igual. Somos embajadores universales.

Terminemos con una oración: Señor, Jesús, tú nos has hecho tus embajadores para consolar, para predicar tu misericordia y practicar tu perdón. Enséñanos a ser misericordiosos y a no condenar a la gente porque piensa diferente a nosotros o tiene otro credo. Que las personas que nos miren y nos escuchen, te miren y escuchen a ti, Señor, porque eres Tú, quien debe reinar y crecer, y nosotros menguar. Señor, Jesús, gracias por confiar y creer en nosotros, gracias por hacernos tus embajadores. Gracias, Señor, gracias. Padre Gerardo Moreno