Carta a los cristianos

¡Así eres Tú, Señor Jesús!

Autor: Padre Gerardo Moreno

 

 

           Que perdona sin preguntar nada como a María Magdalena y nos dices como al ladrón en la cruz: Hoy estarás conmigo en el paraíso. 

             No te importa nuestro pasado y al igual que a Pedro saldas continuamente las veces que te hemos negado cuando no te predicamos, cuando no te servimos en el prójimo y cuando decimos: No conozco a ese hombre. Tú sigues creyendo en nosotros, porque nos amas, Señor, no hay otra razón. Tu amor quema todo pecado, duda, enfermedad, tristeza, dolor y desánimo. 

            Hoy ha llegado la salvación a esta casa, le dijiste ayer a Zaqueo, y en la actualidad a nosotros, a la humanidad sedienta de paz, reconciliación, perdón y fraternidad entre los pueblos, entre los hombres que se convierten en lobos para sus semejantes. Así eres Tú, Señor Jesús. 

            Si quiero, quedas sano, le dices a toda persona que acude a ti en busca de sanación, vida en abundancia y salvación; pues, Tú, Señor Jesús, sanando, perdona y perdonando, salvas. En este momento derrama tu sanación y liberación de todo mal sobre la persona que está leyendo esta carta. Recorre todo su cuerpo,  vence toda enfermedad, dolor y tristeza. Que no exista pecado que se mantenga de pie ante tu presencia salvadora. Que tu amor lo venza todo, que tu misericordia sepulte todo rencor y tu humildad anuncie tu victoria sobre la soberbia. Así eres Tú, Señor Jesús. 

            Vuelve a casa y que se cumpla lo que tú has creído, así le dijiste al Centurión que fue a pedirte salud para su criado. Nunca permites que regresemos a casa con las manos vacías. Perdona cuando en nuestra oración te pedimos en efectivo y Tú nos respondes con cheque para recibir la respuesta a nuestra oración en el momento que Tú crees que nos conviene, no cuando nosotros pensamos que debemos recibir la gracia que pedimos. 

            Permítenos, a ejemplo del soldado, decirte con fe y humildad de corazón: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Así eres Tú, Señor Jesús, que lo invade todo, lo perdona todo, lo transforma todo y levantas de la nada. 

            Eres nuestro Dios y nuestro todo, amén.