Carta a los cristianos

Nunca dejes de creer

Autor: Padre Gerardo Moreno 

 

            “En verdad les digo: El que cree tiene vida eterna.”, nos dice Jesucristo en el evangelio de San Juan 6, 47. Esto refiriéndose a sí mismo como el verdadero pan bajado del cielo y que da la vida eterna.

 

            Más adelante dice: “Yo soy la Luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida.” Las garantías para creer nos las da el mismo Señor a través de su persona. Si en algo podemos estar completamente seguros es que cuando Jesús hace una promesa, aunque empeñe su propia vida la cumplirá, el mayor ejemplo de llegar hasta el final con sus palabras  es la cruz. Instrumento que se convierte en bendición cuando hay amor.

 

            Nunca dejes de creer aunque las cosas no salgan como lo planificaste. Sigue adelante que los retos continúan y Dios pondrá la luz en tu camino. Solo tienes que seguir.

 

            Puedes ver un mal ejemplo, incluso en tu comunidad, recibir una herida, ser blanco de un maltrato o recibir crítica, pero a pesar de eso: Nunca dejes de creer. Recuerda que tu fe debe estar centrada en Cristo que te llamó desde el bautismo. Por cierto, no te escudes en las fallas de los demás para tapar las tuyas. A veces actuamos de esa manera, nos escudamos en las fallas de los hermanos, incluso, nos alegra más sus caídas que sus logros, nos enorgullece más “las metidas de patas” del prójimo, del colega, del compañero de trabajo, del vecino y hasta de la suegra que todavía paga los platos rotos aunque son de plásticos, que las obras buenas que hacen.

 

            Este mundo necesita de hombres y mujeres que se atrevan a seguir creyendo en Dios, que se atrevan a poner la fe donde hay incredulidad, poner la esperanza donde ya no hay posibilidad de vida, poner la paz donde el odio continua avanzando, poner las manos abiertas donde otros ponen el puño, llevar a Dios donde otros buscan sacarlo porque se ha convertido en un estorbo. Tú eres una de estas personas si te atreves a creer, pues Papá Dios te elige, consagra, envía y acompaña de principio a fin.

 

            Puede ser que hayas llorado la partida de un ser querido, que el dolor haya roto tu alma, que te hayan abandonado cuando más necesitabas a los que amas, que una traición te haya clavado como lanza el corazón, que alguien te haya decepcionado y para completar te sientas mal por todo lo que pasa a tu alrededor, aun así: Nunca dejes de creer, de creer en Dios, en la familia, en tus padres aunque ya no estén, en la gente que amas, en el reino de Dios, en la Iglesia, en la paz, en algo que llaman esperanza, en la vida, en tu credo, en la alegría, en la ilusión, en el perdón, en la reconciliación, en la justicia y por supuesto, en el amor. Nunca dejes de creer, porque la fe te sostendrá cuando tú menos pienses.

 

            Oremos: Señor, Jesús, creo en ti, en tu palabra, en tus promesas. Creo en ti porque me amas, perdonas y levantas. Creo en ti porque eres mi Dios, mi credo, mi fuerza y mi todo. Amén.