Algunas aventuras de Pablo

Autor: Gustavo Daniel D´Apice (Colaboración de María de los Ángeles Baliña)

Webs del autor en: catholic.net y Dialogando

 

 

 

Las primeras comunidades cristianas:

Los testigos de Jesús Resucitado

Con la ascensión de Jesús Resucitado a los cielos y la posterior venida del Espíritu Santo en Pentecostés, los discípulos pudieron comenzar a descubrir el misterio de Jesús. Estos discípulos formaron en el seno del judaísmo un grupo extraño: el de los testigos de Jesús resucitado.

Ellos predicaban para anunciar a los judíos y luego a los que no lo eran a Jesús Resucitado: es el grito de fe de los primeros cristianos; también celebraban al Resucitado en la liturgia, sobre todo en la Eucaristía; y enseñaban a los nuevos bautizados, recogiendo para ello los hechos y las palabras de Jesús.

Saulo.

Pronto se agregaron nuevos discípulos a los primeros, entre ellos Bernabé y el teólogo judío Saulo, que se convirtió al cristianismo hacia el año 36.

Esto ocurrió cuando Saulo de Tarso se dirigía hacia Damasco, para perseguir a los cristianos que allí se encontraban, y fue entonces cuando tuvo una visión, que él mismo relató del siguiente modo: "Ví una luz que venía del cielo más resplandeciente que el sol. Caí al suelo y oí una voz que me decía en hebreo: “-Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?, en vano te rebelas contra el aguijón. Yo respondí: -¿Quién eres Tú, Señor?? Y el Señor dijo: -Yo soy Jesús, a quien tu persigues. Ahora levántate y fíjate bien: me he manifestado a ti para hacerte servidor y testigo de lo que has visto de Mí y de lo que te mostraré más adelante. Te mando hacia los paganos, tú les abrirás los ojos, a fin de que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios; y, por la fe en mí, alcanzarán el perdón de los pecados y la herencia de los santos”.

Pablo.

Desde ese momento Pablo no se rebeló contra esa visión del cielo, sino que se dirigió primero a los habitantes de Damasco, luego a los de Jerusalén y Judea y en seguida a las naciones paganas. Les enseñó que debían arrepentirse y convertirse a Dios, con las debidas consecuencias de una verdadera conversión. 

Luego, pasados tres años de desierto, subió a Jerusalén para entrevistarse con Pedro, y con él permaneció 15 días. Pero no vio a ningún otro apóstol, sino a Santiago, hermano del Señor. Después pasó a las regiones de Siria y Cilicia, de manera que las Iglesias de Cristo en Judea no lo conocían personalmente. Solamente habían oído decir de él: “-El que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que trataba de destruir”. Y glorificaban a Dios por él”. 
(Después de 15 años, alrededor del año 51, subirá de nuevo a Jerusalén, en el Primer Concilio de la Iglesia Cristiana. Y lo hizo siguiendo una revelación, para exponer el Evangelio que anunciaba a los paganos, no fuera cosa que hubiera estado trabajando inútilmente. Y fue confirmado en su misión evangelizadora por los más calificados: Pedro, Santiago y Juan).

Pablo misionero.

Así, Pablo emprende la actividad misionera de la primitiva comunidad cristiana, y es enviado como ayudante de Bernabé a difundir la Palabra de Dios, llevando consigo a Juan, por sobrenombre Marcos. 

Pablo y sus compañeros navegaron desde Pafos hasta Perge de Panfilia. Ahí Juan se separó de ellos y regresó a Jerusalén.

Pasados algunos días, dijo Pablo a Bernabé: “-Volvamos para visitar a los hermanos en todas aquellas ciudades donde hemos anunciado la Palabra del Señor, para ver cómo se encuentran”.

El caso de Marcos.

Bernabé quería llevar también con ellos a Marcos. Pablo en cambio pensaba que no debían llevar junto a ellos al que se había separado en Panfilia y no los había acompañado en su misión. Se produjo un entonces gran desacuerdo entre ellos y acabaron por separarse el uno del otro. 

Bernabé tomó consigo a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre; por su parte, Pablo eligió por compañero a Silas y partió encomendado por sus hermanos a la protección de Dios. Recorrió Siria y Cilicia, fortaleciendo las Iglesias y entregando las decisiones de los presbíteros en el Concilio de Jerusalén.

Marcos se fue con Pedro, el encargado de toda la Iglesia. Esto se descubre al leer la primera carta de Pedro, que escribe luego del concilio de Jerusalén, donde al finalizarla manda saludos de parte de la comunidad que Dios congregó en Babilonia (Roma), y también de parte de Marcos, su hijo espiritual.

La formación de Pablo y los Primeros Escritos del Nuevo Testamento.

Luego Pablo continuó sus viajes por distintas ciudades, y fue formando distintas comunidades. En ellas enseñaba todo lo que sabía del Antiguo Testamento, pues había aprendido la Ley según las enseñanzas del gran teólogo fariseo Gamaliel,el mejor de su tiempo, pero lo hacía a la luz de Jesús Resucitado, según la revelación que recibió de Él mismo, más la tradición que manifestó haber recibido de los primeros apóstoles.

También celebraba en ellas la renovación incruenta del sacrificio de Jesucristo, y les enseñaba a hacerlo de la manera correcta, comunicándonos el primer relato escrito de la Última Cena y de las Palabras de la Consagración: Esto podemos comprobarlo leyendo la primera carta que Pablo escribe la comunidad de Corinto, donde dice: "Yo recibí esta tradición del Señor, que, a mi vez, les he transmitido: Que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, y después de dar gracias lo partió, diciendo: <<Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en Memoria Mía>>. De la misma manera, tomando la copa después de haber cenado, dijo: <<Esta es la Nueva Alianza en mi sangre. Siempre que beban de ella, háganlo en memoria mía>>. Así, pues, cada vez que comen de este pan y beben de la copa, están proclamando la muerte del Señor hasta que vuelva".

De él son los primeros escritos del Nuevo Testamento, avalados luego por Pedro en una de sus cartas.

Los pagano-cristianos.

Los paganos pudieron, merced a la ardua labor de Pablo y otros discípulos, luego del concilio que se llevó a cabo en Jerusalén en el año 51, entrar a formar parte de la Iglesia sin verse obligados a hacerse judíos previamente.

De todos modos, no fue fácil para Pedro y los demás apóstoles judíos dejar de lado las costumbres judías y aceptar las de los demás pueblos, o al menos no lo era cuando estaban entre otros judíos. 

Así, una vez, Cefas fue a visitar la comunidad cristiana de Antioquía, y en circunstancias en que su conducta fue reprensible, Pablo le hizo frente, pues se había apartado de los cristianos no judíos, llevando a los demás a imitar su actitud, por temor a lo que pensarían los judeo-cristianos allegados a Santiago, Obispo en Jerusalén.

La Ley y la fe.

Entonces Pablo confirmó algo que ellos ya sabían: que el hombre no llega a ser justo por la observancia de la Ley, sino por su fe en Cristo Jesús. Solamente con la fe en Él, y no con las prácticas de la Ley, se puede ser gratos a Dios. Las obras siguen a la fe que justifica, y no al revés, aunque pueden ser un camino de apertura para la misma.

Persecuciones.

Toda la actividad misionera de los Apóstoles y demás discípulos no fue una tarea fácil, y estuvo muy obstaculizada por las persecuciones que los cristianos tuvieron que sufrir.

Pablo continuó sus viajes y su misión evangelizadora, hasta que aproximadamente en el año 61, fue tomado preso en Jerusalén y entregado por los judíos en manos de los romanos. 

Los judíos, al ver a Pablo visitar el Templo de Jerusalén, decían: "-Israelitas, ayúdennos. Este es el hombre que en todas partes predica a todos contra el pueblo, contra la Ley y contra este lugar. Incluso ha introducido a unos griegos en el Templo, profanando este lugar santo".

Los romanos lo interrogaron y querían dejarlo en libertad, porque veían que no había en su caso nada que mereciera la muerte. Pero como los judíos se oponían, Pablo se vió obligado a apelar al Cesar, en virtud de su ciudadanía romana.

Pablo prisionero.

Lo embarcaron rumbo a Italia, entregándolo junto a otros presos al cuidado de un capitán del batallón Augusto, llamado Julio. Al otro día llegaron a Sidón. Julio fue muy humano con Pablo y le permitió visitar a sus amigos y ser atendido por ellos. De allí navegaron al abrigo de las costas de Chipre, porque los vientos eran contrarios. Durante varios días navegaron lentamente, y a duras penas llegaron frente a Cnido. Como el viento no les permitía entrar en ese puerto, navegaron al abrigo de Creta, dando vista al cabo Salmón.

Con el Rey Agripa.

Estando ante el rey Agripa se defendió diciendo que podía justificarse ante él, pues él conocía sus costumbres y sus inquietudes, y pasó a contar como, yendo hacia Damasco, para perseguir a los cristianos, había recibido la revelación de Jesucristo Resucitado. 

También replicó que, fruto de su ardua evangelización entre los habitantes de Damasco, de Jerusalén y Judea, y en las naciones paganas, y por las enseñanzas que transmitía, sobre el arrepentimiento y la conversión a Dios, por medio de Jesucristo, los judíos lo habían detenido y tratado de matarlo.

Agripa lo escucha y comprende, pero lamentablemente, no podía dejarlo libre porque Pablo había esgrimido su ciudadanía romana, apelando al Cesar, y debía ser remitido al Emperador.

Pablo en Roma.

Aún estando preso en Roma, Pablo continuaba su actividad evangelizadora, pero necesitaba la ayuda de los discípulos, por eso escribe a Timoteo y le pide que se apresure en ir a socorrerlo, pues algunos de los suyos lo habían abandonado, otros los había mandado él mismo a distintas comunidades, y solamente Lucas quedaba con él. También, olvidando la antigua riña con Marcos, le pide que lo llame y le diga que vaya con él, pues sería muy útil para el ministerio.

Evidentemente, la gracia y el amor con que Dios asiste a los cristianos, les permite no endurecer su corazón, sino antes perdonar y tratar de comprender los errores de los demás. Así, Marcos, apóstol del Señor, también olvida la discusión con Pablo y en cuanto se entera que él lo necesita, se dirige a ayudarlo. Esto lo podemos comprobar al leer la epístola de Pablo a Filemón, cuando al finalizarla lo saluda también de parte de Epafras, Aristarco, Demas, Lucas y por su puesto Marcos, ayudantes suyos. Todo sea en pos de la misión Evangelizadora.

Conclusión.

Algo sobre Pedro.

A manera de conclusión, puedo decir que al leer las precedentes citas bíblicas, junto con otras que surgían a medida que armaba el relato, he podido aprender muchas cosas, algunas de las cuales he volcado en el texto, y otras, seguirán siendo meditadas en mi corazón. También he descubierto ciertas características de los personajes principales de esta pequeña narración. Por ejemplo Pedro, cuando se equivoca en sus actitudes frente a los cristianos no procedentes del judaísmo, y es reprendido por esto, deja claro que, aún como cabeza de la Iglesia en el mundo, no es perfecto. Después de todo, Jesús le prometió que su fe no fallaría; pero no le dijo que nunca se equivocaría en nada (salvando, claro está, la infalibilidad en cuestiones de fe y de moral).

De Pablo.

Por otro lado, Pablo se muestra como un hombre sumamente inteligente y capacitado, un poco duro y a veces, quizás, me parece percibir en sus palabras aires de soberbia. Es impresionante la transformación que experimenta merced a la gracia y al amor del Señor. Al final, deja entrever en sus palabras que tanto él, como los demás elegidos por Dios, no son nada en sí mismos, sino que reciben toda su fuerza y el sentido de sus vidas de Aquel que se hizo nada por nosotros, nuestro Señor Jesús.

Descubro en las limitaciones de los personajes, tanto temperamentales, mentales, como físicas, de qué manera la Gracia Divina actúa en nosotros y nos va transformando con todo su poder, haciéndonos cada vez mejores. De este modo Dios va llevando a cumplimiento su plan de salvación en cada uno de nosotros y en el mundo entero, eligiendo de entre los hombres a aquellos quizás más imperfectos, para demostrar que todo el poder y toda la gloria pertenecen a Dios y que de Él recibimos todo lo que somos y tenemos. Demos por todo ello “¡Gloria a Dios!”.

Referencias bíblicas principales para armar el relato:

1 º) Hech 27, 1.3.4.7: "Cuando se decidió que nos embarcáramos rumbo a Italia, entregaron a Pablo y a otros presos al cuidado de un capitán del batallón Augusto, llamado Julio". "Al otro día llegamos a Sidón. Julio fue muy humano con Pablo y le permitió visitar a sus amigos y ser atendidos por ellos". "De allí navegamos al abrigo de las costas de Chipre, porque los vientos eran contrarios". Durante varios días navegamos lentamente, y a duras penas llegamos frente a Cnido. Como el viento no nos permitía entrar en ese puerto, navegamos al abrigo de Creta, dando vista al cabo Salmón".
2 º) 1 Pe 5, 13: "Reciban los saludos de la comunidad que Dios congregó aquí mismo en Babilonia; también los saluda mi hijo Marcos"
3 º) Filem 24: "como también Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, ayudantes míos".
4 º) 1 Co 11, 23-26: "Yo recibí esta tradición del Señor que, a mi vez, les he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, y después de dar gracias lo partió, diciendo: <<Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía>>. De la misma manera, tomando la copa después de haber cenado, dijo: <<Esta es la Nueva Alianza en mi sangre. Siempre que beban de ella, háganlo en memoria mía>>.
Así, pues, cada vez que comen de este pan y beben de la copa, están proclamando la muerte del Señor hasta que venga".
5 º) Gal 1, 18 - 2,2: "Luego, pasados tres años, subí a Jerusalén para entrevistarme con Pedro, y con él permanecí 15 días. Pero no vi a ningún otro apóstol, sino a Santiago, hermano del Señor. Todo esto se lo digo delante de Dios; Él sabe que no son mentiras. Después pasé a las regiones de Siria y Cilicia, de manera que las Iglesias de Cristo en Judea no me conocían personalmente. Solamente habían oído decir de mí: << el que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que trataba de destruir>>. Y glorificaban a Dios por mí". "Yo fui, siguiendo una revelación, para exponerles el Evangelio que anuncio a los paganos; también lo conversé con los dirigentes en una reunión privada, no sea que trabajara o hubiera trabajado inútilmente".
6 º) Gal 2, 11: "Cuando más tarde vino Cefas a Antioquía, le hice frente en circunstancias en que su conducta fue reprensible".
7 º) 2 Cor 12, 11: "Me he portado como un tonto porque ustedes me obligaron. Eran ustedes los que debían recomendarme; pues, aunque no soy nada, no me ganan en nada los superapóstoles".
8 º) Hech 12, 25: "Bernabé y Saulo, terminada su misión, volvieron a Jerusalén llevando consigo a Juan, por sobrenombre Marcos".
9 º) Hech 13, 13: "Pablo y sus compañeros navegaron desde Pafos hasta Perge de Panfilia. Ahí Juan se separó de ellos y regresó a Jerusalén"
10 º) Hech 15, 36-40: "Pasados algunos días, dijo Pablo a Bernabé: <<Volvamos para visitar a los hermanos en todas aquellas ciudades donde hemos anunciado la Palabra del Señor, para ver cómo se encuentran>>. Bernabé quería llevar también con ellos a Juan, llamado Marcos. Pablo en cambio pensaba que no debían llevar junto a ellos al que se había separado en Panfilia y no los había acompañado en su misión. Se produjo entonces gran desacuerdo entre ellos y acabaron por separarse el uno del otro. Bernabé tomó consigo a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre; por su parte, Pablo eligió por compañero a Silas y partió encomendado por sus hermanos a la protección de Dios".
2 Tim 4, 11: "Solamente Lucas está conmigo. Llama a Marcos y dile que venga contigo, porque me será muy útil para el ministerio".