Los capitales y los sociales tan viejos como el hombre
Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

En los últimos días, los medios laicistas se han mostrado muy preocupados por el denominado caso de los pecados sociales, por lo que he podido leer no lo hacen, precisamente, para orientar y aclarar a su público sino para mofarse y deslegitimar el pensamiento de la Iglesia sobre los actos humanos que atentan contra al dignidad de la persona.

Que la Santa Sede haya escrito un artículo en el diario L´Osservatore Romano recordando la tradicional doctrina de la Iglesia sobre el pecado, en sus dimensiones personales y sociales, y lo haya aplicado a nuevos fenómenos y realidades públicas, pienso que no debiera servir de motivo para ridiculizar a la Iglesia y para confundir más, si cabe, a la opinión pública. Basta una lectura del catecismo de la Iglesia católica y del Compendio de doctrina social para comprobar que hay pecados, acciones que atentan contra el plan de Dios y contra la dignidad de las personas, que por su objeto, son una agresión directa al prójimo, se han calificado como pecados sociales.

La Iglesia, en este caso, ni modifica ni modificará los siete pecados capitales, que son expresión de aquellas faltas que el hombre comete desde que es hombre. No olvidemos que el pecado social es tan antiguo y tan nuevo como el hombre mismo.