Una postura que concita adhesiones.
Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

La cuestión del aborto no es privativa del pensamiento religioso, sino que encuentra en la propia condición natural del hombre y la mujer, argumentos morales y jurídicos. Por ello, concita el consenso de muchos no creyentes. Pero quienes no han dudado a lo largo del proceso de confección de la ley del aborto libre, reiterando su posición doctrinal frente al grave hecho del aborto, son los obispos. La Conferencia Episcopal expuso su oposición a la eliminación de la vida del concebido y no nacido, sosteniendo unas directrices claras de respeto a la vida humana.

Convertida en destinataria de las más hirientes acusaciones por sus criterios sobre el aborto y la eutanasia, la Iglesia Católica ha vuelto a asumir con responsabilidad y coherencia su deber pastoral, reiterando un mensaje por la vida, ahora más necesario que nunca, a la vista de cómo se está banalizando la dignidad del ser humano. La legitimidad de la Iglesia Católica para instruir a sus fieles es incuestionable.