Discurso sobre la Suma Teológica de Santo Tomas de Aquino

La cruz modelo del cristiano

Autor: Padre Jesús Martí Ballester

Sitio Web del Padre

 

 

 LA OBEDIENCIA DE CRISTO AL PADRE CAUSA Y MODELO DE LA DEL CRISTIANO     

CRISTO NOS REDIMIO CON SU SACRIFICIO

"Cristo se hizo obediente hasta la muerte y muerte de Cruz" (Flp 2, 8). Dios dispuso que la expiación de los pecados de la entera humanidad fuera consumada por el que había sido constituido como Cabeza de la misma, como nuevo Adán, y por razones que no nos son conocidas, pero brotadas de su infinita misericordia, exigió que sufriera en proporción a los pecados inconmensurables que expiaba, y en ellos, afirma santo Tomás, estaba representada la humanidad entera. Todos los hombres hemos sido causa de su muerte.

            Los sufrimientos de Cristo, intensos de suyo, fueron más crueles por su exquisita sensibilidad, formada por el Espíritu Santo para sufrir, porque estaba destinado al sacrificio.

            La muerte de Cristo en la cruz fué un sacrificio auténtico: "Cristo nos amó y se entregó por nosotros, ofreciéndose a Dios como sacrificio fragante" (Ef 5, 2). Santo Tomás, en la cuestión 43, 3, afirma categóricamente, citando a San Agustín, que Cristo nos redimió con este sacrificio.

            Así lo define el concilio de Trento, portador de toda la tradición cristiana.            

RESPUESTA A LA GENEROSIDAD

A esta generosidad divina debe el hombre responder de manera adecuada. Si Cristo se ha ofrecido por nuestra salvación a obedecer al Padre hasta la muerte, sus discípulos deben unirse a El, como miembros de su cuerpo en ese mismo sacrificio, que les alcanza perdón, gracias y fortaleza, a la par que les es modelo y ejemplar. Como la obediencia de Cristo en el Calvario al Padre, rectificó la rebeldía de Adán, la obediencia de los cristianos a su Redentor, se une a esa rectificación por sus propios pecados y por los del mundo. Los que hemos sido bautizados hemos sido incorporados a la muerte de Cristo.

            La concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida arrastran a los hombres a seguir el ejemplo de los primeros padres en la satisfacción de los propios instintos. Para obedecer es necesario crucificar la carne con sus concupiscencias: "El hombre que éramos antes, fue crucificado con El para que se destruyese el individuo pecador y así no seamos más esclavos del pecado" (Rm 6, 6).

         

SI CON EL MORIMOS, VIVIREMOS CON EL

Santo Tomás enseña que los sufrimientos de Cristo ayudan al hombre a beneficiarse de los méritos que le alcanzan esos sufrimientos, y a recordar lo que le debe por la gravedad del pecado perdonado, y la deuda que por él tiene con Dios. Y su ejemplo es estímulo para que se entregue a la lucha incesante contra el mal, a la vez que su heroísmo le anima a vencer las concupiscencias para vivir una vida nueva.