Discurso sobre la Suma Teológica de Santo Tomas de Aquino

La virtud de la templanza

Autor: Padre Jesús Martí Ballester

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La templanza, tratada por Santo Tomás en la 2,2, es la última en orden y en categoría de las virtudes cardinales, porque modera los actos del propio individuo sin relación a los demás. Hay una templanza natural, que regula esos instintos, iluminada por la luz de la razón. Además hay una templanza sobrenatural e infusa que tiene mayores exigencias, pues tiene que seguir la luz de la fe. El apetito sensitivo concupiscible nos lleva a buscar los bienes sensibles y a huir de los males sensibles, y nos puede arrastrar hacia bienes sensibles contrarios al bien de la razón. Y ese es el objeto de la templanza, moderar ese apetito, ayudarnos a seguir queriendo el bien propuesto por la razón a pesar de la atracción que podamos tener hacia un bien sensible contrario y permitirnos hacer el bien aunque una cosa nos guste o no nos guste. Las fuentes que usa Santo Tomás son principalmente San Gregorio Magno, en su obra Moralia In Iob. En todos los Sed Contra de los artículos lo utiliza como argumento de autoridad. En la respuesta a la cuarta objeción del artículo dos cita la Regula Pastoralis. Asimismo en el Corpus del artículo 6, también cita la misma obra. En el Corpus del artículo 4, cita a San Isidoro, en su obra Sententiarum Libri, libro II, cap. 42.

RAZON Y NECESIDAD DE LA TEMPLANZA

Vehementemente inclinados los hombres a gozar los placeres del gusto y del apetito genésico en fuerza de realizar las operaciones necesarias para la conservación del individuo y de la especie, necesitan una virtud reguladora del instinto altísimo querido y ordenado por el Creador. Por lo mismo que nacen espontáneamente esos impulsos de la misma naturaleza, con gran facilidad tienden a salirse de cauce hacia lo prohibido, que es donde la libertad humana colisiona con la ley, dado su gran empuje. De ahí nace la necesidad de una virtud que dirija y facilite, llevando al hombre por el camino de la mortificación de estímulos tan arraigados, moderando la inclinación a los placeres sensibles, sobre todo del tacto y del gusto.

PECADOS QUE SE DERIVAN DE LA GULA

Santo Tomás usa como argumento de autoridad a San Gregorio que enumera 5 hijas de la gula (Moralia 31, Cáp. 45 ). Afirma que como la gula tiene por objeto el deleite inmoderado en la comida y la bebida; se deben considerar como hijas suyas o derivadas de ella los vicios que son frutos de ese deleite inmoderado. Es decir, que se deben considerar como derivadas de la misma, los vicios causados por la gula como causa final, que son: Torpeza o estupidez del entendimiento, en cuanto la razón adormecida por la inmoderación en la comida y la bebida, pierde el gobierno y abandona la dirección de nuestros actos. Desordenada alegría. Locuacidad excesiva. Chabacanería y ordinariez en las palabras y en los gestos. Lujuria e inmundicia, que es el efecto mas frecuente y pernicioso del vicio de la gula.

PARTES INTEGRANTES

Son partes integrantes de la templanza la vergüenza, o temor al oprobio, y la honestidad que supone el amor al decoro. Las virtudes subjetivas que regulan el sentido del gusto en orden a la conservación de la vida individual, son la abstinencia, que usa moderadamente los alimentos, y la sobriedad que ordena la bebida. Santo Tomás señala los diversos modos con que se puede pecar en el vicio de la gula: Comiendo fuera de las horas; con demasiado ardor; exigiendo manjares exquisitos y refinados; y comiendo con exceso. Las virtudes subjetivas que regulan el uso de los placeres de la generación, son la castidad y la virginidad. La mansedumbre regula la ira y la clemencia el rigor del castigo.