Sonríele a la vida

Autor: Jorge Enrique Mújica

 

 

            Ibtihamel Jashem es una niña iraquí que en marzo  próximo cumplirá trece años. Es sorda y muda de nacimiento. Tenía a sus padres y cinco hermanos  pero, tras unos bombardeos, los perdió. Ella misma quedó sepultada bajo los escombros de la que alguna vez fue su casa. Los muros de las paredes le trozaron su piernita...  

Un pariente logró sacarla con vida de entre las ruinas pero tuvieron que amputarle el pie. Ya han pasado casi tres años desde los bombardeos y hoy, al fin, ha vuelto a sonreír. Actualmente vive en una tienda de campaña para refugiados. Su mundo es el silencio. Casi nadie le hace caso porque no habla, pues no puede. Tiene unas muletas que son sus únicos juguetes y amigas. Es pobre y rica a la vez. Pobre, porque no tiene dinero, a sus papás, a veces ni qué comer; pero rica, porque se siente afortunada de tener vida aún.  

            Hace poco me enteré de que mientras andaba por las calles cercenadas de Mosul, su ciudad natal, encontró en el suelo un recorte de una revista. Obviamente no sabe leer pero aquel dicho: «una imagen dice más que mil palabras», reivindicó vigencia en ella. El recorte mostraba una secuencia de niñas africanas que mueren de hambre todos los días. Ibtihamel se sintió triste porque sólo podía compadecerse aunque querría hacer algo más (si de ella dependiera cedería el raquítico plato de alimento que a veces recibe). No obstante, dio gracias a Dios porque a pesar de no tener padres, hermanos; a pesar de ser sordomuda, faltarle un pie y vivir en la miseria, tiene vida.  

            A veces creemos que el mundo no nos sonríe, pero sólo hace falta fe y ser agradecidos. A nosotros se nos abre el horizonte de un año más en nuestras vidas. ¿No hay una chispa de luz para valorarla?