¡Estatuto para el embrión, ya!

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

La codicia no tiene límites. La ciencia permite hacer hoy cosas que, en manos de gente sin escrúpulos que presume de progresista, la coloca en contra del hombre, hasta límites espeluznantes para personas con sensibilidad. Hoy se trafica con seres humanos vivos y con cuerpos de difuntos, y se rebuscan argumentos, injustificables. Es noticia estos días, el robo de mil cadáveres en Nueva York para extraer sus órganos, huesos, músculos, tejidos y tendones para trasplantes, terapias e investigación en hospitales de Estados Unidos, comprados a pre cio nada despreciable (entre 5800 y 6700 euros), sin permiso de la familia y sin análisis médico.

En España se aprobó hace pocos días, una Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida (LTRHA) que, bajo la excusa de curar a un hermano y desoyendo a la ONU, permite la clonación de personas para fabricar “bebés- medicamento”, como si de simple materia y no de seres humanos se tratara; además, se crearán, al tiempo, otros embriones, “sobrantes”, seres humanos de segunda, que serán congelados, sin que nada impida su posterior conversión en quimeras o su disección en aras de la ciencia, o de los negocios. ¡Toma castaña!

En 1987, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, ahora Papa Benedicto XVI, fijó la posición de la Iglesia católica sobre el embrión, que “debe ser respetado como persona humana”. El embrión es un hijo-afirma El presidente de la Academia Pontificia para la Vida, monseñor Elio Sgreccia-, “un niño o una niña”,.

¿Qué hay que hacer para preservar la especie humana en el inicio de su existencia, de cualquier abuso? ¿Para eso hemos criticado tanto la eugenesia y los experimentos nazis? ¿No estamos, con disimulo, en las mismas y peor? Permítame gritar en el silencio de las letras: ESTATUTO JURÍDICO PARA EL EMBRIÓN, YA!