Amnistia Internacional

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

Sr. Presidente y Directivos de Amnistía Internacional: Siempre he sentido por Amnistía Internacional, gran admiración. Ahora me ha desconcertado que su ONG proyecte difundir la cultura de la muerte en el mundo promoviendo el aborto como si fuera un derecho de la madre. Siento decepción por tratarse de ser algo contrario a la rectitud que suponía en ustedes.  

Las mujeres tenemos derecho a que se proteja nuestra salud y la de nuestros hijos, también cuando están en nuestro cuerpo, santuario de la vida, que debería ser seguro. En él deben crecer y desarrollarse protegidos por el cariño o, al menos,  el respeto de su madre. En Japón han sancionado a un ciudadano por ocasionar la muerte a un niño no nacido como consecuencia de  un accidente. Lo veo propio.

 

¡Con cuánto mimo he tratado yo a mis niños en mi seno! ¡Qué recuerdos más bonitos los de sus pataditas, movimientos  y volteretas en mi vientre! ¡Y cuánto me satisface lo que hice por su vida y su salud: dietas, paseos, ejercicios físicos, viajes para que observara su desarrollo el ginecólogo..., remedios naturales para mis frecuentes catarros, evitando medicinas! No me arrepiento de haber tratado igual a los que vinieron sin  yo ir con determinación a buscarlos, eso que se dice “embarazos no deseados”. Miren ustedes: no deseamos los embarazos cuando nos parecen inoportunos; pero cuando yo conocía mi estado de gravidez, me decía a mí misma: está en su casa, viene a los suyos, y le prestaba las atenciones debidas, sin discriminar jamás a ninguno de ellos; eso me ayudaba a quererlos. 

No, por favor, no promuevan ustedes el aborto, sino la salud de las madres embarazadas y la de sus hijos desde el primer estadio de su existencia y mientras se desarrolla y crece en el seno materno. No hagamos daño a los niños aunque sean pequeñitos y aún sus ojos no hayan contemplado el encanto de las flores y de los animales ni disfrutado en el juego acompañados de otros niños. Hacerles daño y matarlos, ¿no es  una muestra de inhumanidad, de brutalidad, un abuso del fuerte contra el más débil?  Su vida e integridad física debemos protegerlas desde antes de su nacimiento. ¡Oh! No se imaginan cuánta pena siento por los niños no nacidos torturados en las entrañas maternas hasta el descuartizamiento, las quemaduras, el veneno químico...hasta la muerte. Más de una vez he llorado. No, por favor, que Amnistía Internacional no promueva esa maldad  nacida del odio,  sino el respeto a toda vida humana. Se lo ruego como madre de familia numerosa y en nombre de mi familia y de muchos amigos míos. Espero poder sentir otra vez la misma admiración por Amnistía Internacional que sentía por su buen hacer en el servicio a la vida, la integridad física, la libertad y la no discriminación de seres humanos. Lo reconsideren, por favor. No quieran mancharse de sangre inocente ni ver prostituido su nombre hasta ahora tan digno.