Sobre los curas

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

"En mi ciudad, en la reunión del miércoles pasado estábamos 38 sacerdotes, comentamos la encuesta y en muchísimas respuestas no nos encontrábamos reflejados"- respiraba un sacerdote en la Prensa digital-. Han entrevistado a 751 curas, de 18.000 ¿Han elegido la muestra al azar, o la han escogido? ¿Es fiable? Leo en un Diario: "Da la impresión de que está bien hecha, aunque, por el tamaño de la muestra, no creo que permita hacer tan alegremente algunas de las comparaciones contenidas en el informe". El periodista Eulogio López, en su artículo "Clérigos demoscópicos", dice: "La verdad es que no me fío mucho de la revista 21RS. ( …)

Según la encuesta, el 37% de los sacerdotes manifiesta sentirse solos, es decir, una minoría (el 63%, mayoría absoluta, no). En algunas diócesis existen residencias sacerdotales atendidas por religiosas, para curas mayores o con delicada salud. Lo veo un gran acierto. Pero el sentimiento de soledad, que no es sólo de algunos sacerdotes, puede estar relacionado con el abandono de la vida interior de oración. Un párroco placentino decía de éstos: son "solterones empedernidos". Un cura extremeño Ángel Solano, expresó en ABC: 'es imprescindible para un cura «ser una persona de oración, no sólo de actividad". La verdad, hoy lo es para cualquier cristiano que quiera mantenerse fiel a sus principios. Y no lo olvidemos: el sacerdote necesita el apoyo espiritual y humano de los laicos. Yo le pido al Señor que acompañe su corazón; pero, claro, deben tener ratos de sagrario. Teófilo Moldovan, sacerdote rumano de la iglesia ortodoxa, casado, afirma que «siempre manifestamos un profundo respeto de la disciplina celibataria en la praxis de la Iglesia católica latina. La norma celibataria merece todo respeto y aprecio, por la total entrega de la vida al servicio de Cristo y de la Iglesia ». A propósito de la encuesta, un sacerdote confesó en un diario nacional: "Soy célibe y feliz. Por eso, quizá, no salga en «Informe Semanal». Me educaron en la libertad, y libremente decidí ser célibe. Nadie me obligó y me explicaron muy bien en qué consistía y a qué renunciaba, todo, para poder unirme a Cristo-célibe y estar más disponible". Aunque no es esencial, muchos católicos los preferimos célibes porque, indudablemente, esto facilita su disponibilidad e identificación con Cristo.