En una barca, como Jesús

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

En una barca, como Jesús en el Tiberíades, apareció Benedicto XVI en Colonia ante una multitud de jóvenes que se congregaron, para recibirle, a ambas orillas del río. Se ha contabilizado hasta un millón; así son los encuentros del Jefe de la Iglesia Católica con la juventud, sedienta de palabras de vida y de verdad.
Llegaron de distintos puntos del planeta: de Oriente como los Reyes Magos (su tumba se venera en la catedral de esa hermosa ciudad alemana), de Europa, sobre todo, de África... Y colapsaron luego las calles. El Papa Ratzinger no podía muchas veces- me contaba uno de mis hijos por el móvil- exponer sin interrupción su discurso: los aplausos de una juventud enfervorizada interrumpían mil veces los aplausos de una juventud entusiasta y feliz de tener tan cerca al Papa. Parecía importarles más que las palabras, como a los enamorados, la presencia. Las santas palabras del Pontífice sabio, las meditarán más tarde, acompañados de sus sacerdotes y laicos guías, en sus reuniones parroquiales, de asociaciones...Sí, como los enamorados, prefieren, en los encuentros, reír juntos, cantar, silbar fuerte al aire.
En una barca, como "el duce Cristo en la Tierra", en palabras de Santa Catalina, atravesó Ratzinger las aguas revueltas del río, que evocan en mí, el mundo revuelto de los jóvenes de hoy, tan necesitados de gente valiente que les hable de generosidad y de pureza.
Hoy el mundo está en crisis, la fe y la moral se tambalean. Muchos vemos en los jóvenes que acuden a los encuentros con el Papa, la esperanza del mundo y de la Iglesia. Lo expresó muy bien el presidente de la Repúblicas alemana, Horst Köhler: "la búsqueda de orientación de estos cientos de miles de jóvenes nos transmiten a nosotros, los mayores, una señal de
esperanza que yo he experimentado ya".