Primera Comunión

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

Mayo y junio son meses de comuniones, de los que la reciben por primera vez y de los padres que se acercan a los sacramentos con sus hijos para mostrarles cercanía y darles ejemplo. Me encanta ver a los niños de Primera Comunión: el blanco de sus trajes es símbolo de sencillez y de pureza. Me llama la atención el nerviosismo de muchas madres cuando se acerca el día. ¿Será porque son conscientes de la maravilla de que sus niños reciban a Jesús ? ¿Será porque muchos ven en la primera comunión, una fiesta social e importa quedar bien ante familiares y amigos? ¿Por el contagio de la ilusión de los niños? Yo no tuve nervios; no sé si porque pasé de restaurantes: la comida, espléndida, pero en casa. No quise que la parafernalia que suele acompañar a las primeras comuniones, distrajera o ahogara el fervor de mis hijos, ni hacer un gasto excesivo. Una cosa me apena: el que haya niños que el día de su Primera Comunión se

despiden del templo: no vuelven a pisar con regularidad por allí. Es la incoherencia de sus padres. Una cosa muy interesante: la catequesis familiar, presente en algunas parroquias. En esta época de pluralismo y de laicismo, ¿no deberemos formarnos muy bien los padres para ser educadores de la fe de nuestros hijos?