Don Francisco Cerro, Nuevo Obispo de Extremadura

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

Los periódicos nos han dado la noticia: don Francisco Cerro es el nuevo Obispo de Coria Cáceres. Muchos esperábamos que el Santo Padre  distinguiera a este sacerdote entregado y santo con tan digno nombramiento.

El extremeño  don Francisco Cerro reúne todas las condiciones que un buen católico   puede desear para su Obispo: cercanía en el trato; acendrada piedad; ejemplaridad edificante; palabra cálida, clara,  sencilla y fluida; altura teológica; gran amor a la Virgen y al Corazón de Jesús; comunión  con el Magisterio de la Iglesia; valentía  en la defensa de la verdad de las cosas sin faltar a  la caridad. Don Francisco se hace querer y en él se  hallan, en armonía,  la prudencia del sabio y la ilusión del joven. A mí lo que más  me ha llamado la atención de este sacerdote de 49 años,  es su sentido de la obediencia al Superior ( el Obispo y sus delegados, siendo él delegado diocesano  también) y   su disposición alegre y sacrificada al servicio de la Iglesia. ¿ A quién lo compararía? Me recuerda bastante  al Beato Juan XXIII por su fino humor y su espíritu pacífico. El lema de Juan XXIII era "obediencia y paz"; el de Paco Cerro,  obediencia y espera paciente. La necesidad ajena la hace propia y, como Juan Pablo II,  ama  la vida   sin fisuras. Maestro de Espiritualidad y escritor prolijo en esta materia, además, es valiente. Me admira  la naturalidad y el sosiego con que cada año en junio dirige la Semana grande del Corazón de Jesús,  pese a tantos visitantes incluso de otras provincias, como si la organización  de eventos fuese para él lo más natural.    

Cuando uno sabe obedecer, es idóneo para mandar con suavidad. Francisco Cerro es el   Director del Centro de Espiritualidad de Valladolid, Delegado de la Pastoral de jóvenes, Consiliario de la Asociación vallisoletana  Evangelium Vitae, Director de las famosas Horas Santas de los jueves  en el Santuario nacional de la Gran Promesa, animador de movimientos e impulsor de  nuevas asociaciones. Que Santa María de la Montaña, la advocación de la Virgen a la que tanto se acercó en   su primera juventud, le bendiga, le acompañe y nos lo cuide.