Los evangelios apócrifos

Autor: Josefa Romo Garlito 

 

 

La propaganda del Evangelio de Judas ha hecho que espíritus religiosos pero confusos, se interesen por los evangelios apócrifos. Algunos de ellos se escribieron con buen fin pero, desgraciadamente, faltos de doctrina. El de Judas fue escrito por el movimiento gnóstico y mucho después de la muerte del apóstol. Menudo tomate y menudo error...ese evangelio... Así no conocerán el verdadero rostro de Jesucristo. Los evangelios apócrifos no tienen garantía de verdad, aunque algunos se consideren libros piadosos. Una persona que busca sinceramente conocer la vida y obra de Jesús de Nazaret, acude a la fuente segura que son los cuatro Evangelios. 
El evangelio de Judas no tiene novedad: San Ireneo de Lyón, Padre de la Iglesia, del siglo II, ya menciona ese evangelio en su libro "Contra los herejes", señalando su contenido en general. Tampoco encierra la verdad: Una persona que busca sinceramente conocer la vida y obra de Jesús de Nazaret, acude a la fuente segura, que como he comentado, son los cuatro Evangelios. ¿Qué nos dice la Iglesia de Judas?
Exactamente lo que afirman los Evangelios canónicos, que era uno de los doce apóstoles llamados por Jesús para hacer el anuncio del Evangelio y, por tanto, cercano a Jesús, pero que, tal vez por ansias de notoriedad y dinero, traicionó a la persona de Cristo entregándole en manos de los jefes del del Templo que no entendían su mensaje ni estaban dispuestos a perder sus prebendas; luego, por remordimiento, que no sincero arrepentimiento, arrojó las monedas y se ahorcó, a diferencia de Pedro, desleal también, pero que pidió perdón y confió en el la misericordia del Maestro. La Iglesia no dice que Judas se haya condenado, pues sólo Dios lo sabe y su misericordia tiene vías singulares de salvación que no conocemos.
Los evangelios conónicos no dicen que Judas recibiera una revelación secreta. No eran los secretismos el estilo de Jesús, que mandó a sus discípulos gritar cuanto Él les enseñaba, diciéndoles: “lo que os digo en lo secreto, gritadlo desde las terrazas y las azoteas”.