La fiesta de La Rubia

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

En Valladolid, cada barrio tiene su fiesta, y la Rubia celebra su Virgen del Rosario ( 7 de octubre). Admirable la participación en la Misa: la iglesia, a rebosar; el coro, a dos voces, extraordinario.
Emocionante: la Policía municipal del barrio ofreció a la Virgen un ramo de flores como expresión de amor y de su deseo de imitarla en la ayuda a la gente (otro tanto hizo la Peña de Suances). Las parroquias ejercen, también, una importante labor de integración social entre sus feligreses, y se ve que la parroquia del Rosario es argamasa en La Rubia. Me gustó la homilía del párroco: tono natural y directo, desde el corazón, con viveza. Así destacaba, don Jesús, las virtudes de
María y hacía un llamamiento a imitar a la Madre, que nos acompaña en nuestro caminar y a la que debemos seguir en la sencillez y en la fe, con valentía en nuestro testimonio del Resucitado, en primer lugar en la propia familia. Al terminar la Santa Misa, en procesión festiva, desfiló, por las calles de La Rubia, la bella imagen de Nuestra Señora del Rosario, acompañada por una multitud de fieles, al son de la flauta y del tambor de los galanes dulzaineros, que interpretaron
el Ave María de Franz Schubert. Adornada de flores, no cesó, la Virgen, en el trayecto, de recibir pétalos de rosas y hojitas de romero, como símbolo del cariño del pueblo. Terminó la procesión con la jota ante la Virgen en el patio de la iglesia y la invitación generosa de los cofrades: sangría y una bolsita de golosinas.