Adviento 2006

Autor: Josefa Romo Garlito  

 

 

Otro año más nos encontramos en Adviento, tiempo de espera, próximo a la Navidad. Las calles se iluminan con adornos a imitación del campo o del firmamento, y la música de villancicos resuena en las casas y en las tiendas. Pensamos en turrones y en la compra de regalos; pero, ¿preparamos los caminos del Señor? Una vez más, los cristianos escuchamos las palabras del Bautista: "Preparad los caminos del Señor... enderezad sus sendas, allanad las colinas, levantad los valles..." Es preciso rebajar los montes de la soberbia, levantar los valles de la cobardía y del respeto humano para vivir con coherencia la fe y alcanzar la salvación. A Dios no se llega por cualquier camino: ni la violencia, ni el odio, ni el rencor conducen a la gruta de Belén; ni el engaño ni la calumnia ni la impiedad llevan al Cielo para vivir la Navidad Eterna.

Es preciso enderezar la senda, caminar por un sendero de humildad, de justicia y de caridad; pero no hay justicia que no se asiente en la verdad, ni caridad que ignore la justicia. Hoy se habla mucho de justicia, para confundirla muchas veces con la venganza. Ser justos no es ser justicieros sino pagar lo que debemos, no quedarnos con lo ajeno y repartir, cuando hay que hacerlo, con equidad. Se creen algunos que son caritativos porque dan una limosna; pero no hay caridad que no brote del corazón, ni limosna agradable a Dios del que se queda con lo ajeno y utiliza el engaño.

Vivir el Adviento es esperar con deseo verdadero la venida del Señor y prepararle un camino recto. "No todo el que dice Señor, Señor, se salva, sino el que hace la voluntad de Dios".