Cuaresma 2010, desde el prisma de la justicia
Autor: Josefa Romo Garlito 

 

 

Un año más, el Miércoles de Ceniza ha llenado las iglesias de fieles como si se tratara de día festivo. Sorprende, este año, el desafío, en numerosos lugares, de la fe y devoción de tantos católicos al temporal de frío y lluvia para asistir a Misa en la tarde noche, después del trabajo.

Con el rito de la ceniza nos introducimos en la Cuaresma, tiempo litúrgico muy propicio para la conversión del corazón y ser inundados por la Misericordia Divina. La Cuaresma es tiempo especialmente apropiado para perdonar y pedir perdón, para “practicar la propia “justicia” – limosna, oración, ayuno- no frente a los hombres, sino a los ojos de Dios que “ve en el secreto” (Benedicto XVI).

En esta Cuaresma, el Papa ha centrado su mensaje en la justicia, que no es sólo “dar a cada uno lo suyo” como afirma el derecho romano, pues el hombre, “además del pan y más que el pan, necesita a Dios”.

Si no hay justicia, no creo que pueda haber caridad propiamente dicha: la caridad se asienta en la justicia, y ésta sin amor es fría, carece de humanidad y es falsa. Ateniéndose a los textos sagrados, el Papa Benedicto XVI nos dice que “la virtud de la justicia significa, por una parte, aceptación plena de la voluntad del Dios; por otra, equidad con el prójimo, en especial con el pobre, el forastero, el huérfano y la viuda”. Como el ave, la justicia y la caridad funcionan con dos alas: la mirada amorosa a Dios y la atención fraternal al prójimo. No es justo el que se olvida de Dios, nuestro Padre y Creador, ni tiene caridad el que se centra en sí mismo (egoísmo) y no considera a los otros.

Con la crisis que padecemos, no nos van a faltar ocasiones de ejercer la justicia y la caridad. Al pobre no hemos de darle sólo por caridad, sino también con un sentido de justicia: ¿Por qué? Lo que tenemos, a Dios se lo debemos, y Él nos colma de bienes ( inteligencia, salud, la tierra, y todo cuanto poseemos) mirando no sólo a enriquecernos a nosotros, sino para que alcance, a través de nosotros, también a otros.