Hablé con una anciana que quiere morirse

Autor: Josefa Romo Garlito  

 

 

Nos encontramos con otro caso de eutanasia, el de Enrique León. Hay quienes consideran matar, como favor al que quiere despedirse de la vida.

Sólo una diferencia importante entre Ramón Sanpedro y Enrique: a los familiares del primero les dolió esa muerte y la lamentaron; a los de Enrique, parece que no. Sanpedro lo pasó fatal al tragar el cáustico cianuro. ¿Cómo lo pasaría Enrique? ¿Lo sabremos? Ramón no pudo volverse atrás. ¿Tuvo Enrique la oportunidad?

Conozco a una anciana que desde hace mucho quiere morirse. Vive ahora en una Residencia de ancianos y está en silla de ruedas. Me contó que soñó que se moría y que sintió miedo. Sonreía cuando le dije: una cosa es querer morirse y otra muy distinta verle la cara a la muerte.

Desearse la muerte es de boquilla, salvo que se tenga perdida la cabeza o se haya vuelto loco el corazón. Me dijo también que le gustan mucho las visitas. ¿No son la causa de muchas depresiones, la soledad y la falta de amor sinceramente manifestado? Se vive hoy tanto para sí ..., que la caridad de muchos ha perdido el color.

Los defensores de la cultura de la muerte, reivindican la eutanasia como "derecho" a una muerte digna. ¿Es una muerte digna que te maten? Si se legalizara, daría igual, como en Holanda, de quién se trate: de enfermos o de inválidos; de cobardes o de desesperados; de personas consideradas una carga o estorbo en la familia, en la residencia o en el hospital; de ancianos o de jóvenes o de niños.

Está demostrado: cuando la cultura de la muerte se impone, hace estragos. ¿Es un derecho morir? El derecho es a la vida, y la muerte sólo un acontecimiento ineludible. La falta de amor y de acogida, suele producir un sentimiento corrosivo de soledad, que arrastra hacia la muerte.

¿No deberá, la familia, regalar el cariño necesario para evitar que ninguno de los suyos pida la muerte? En su defecto, ¿no es la sociedad quien debe prestar la atención necesaria a las personas solas y a las que los suyos no pueden cuidarles? ¿No deberá implicarse el Estado con ayudas suficientes en uno y otro caso? ¿No se mide el desarrollo personal y social, por la atención a los más débiles y necesitados?