Conciencia cristiana en tiempos de crisis

Autor: Josefa Romo Garlito  

 

 

España está dando un giro copernicano: del estado del bienestar, a la pobreza de muchos. Las cifras de parados nos produce dolor y cierto temor, máxime cuando se oye que eliminarán los 426 E. de prestación por desempleo, que son de justicia, pues todos tienen derecho al trabajo y al salario (art. 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). Ante esta situación, me atrevería a decir, a los cristianos, que reflexionemos sobre nuestra identidad y seamos auténticos, que nos fijemos en un par de parábolas del Evangelio: la de “el rico insensato” (Lucas 12, 16-21), que se echó a dormir pensando en ampliar sus graneros pero Dios le llamó “insensato” pues esa misma noche le iban a pedir el alma, y en la de “El rico Epulón y el pobre Lázaro” (Lucas 16, 19-31), que banqueteaba olvidado de los pobres. No nos escudemos en el Gobierno. La Beata Teresa de Calcuta sugería: “dar hasta que duela”, mientras la Biblia sentencia: “el que tenga mucho, que dé mucho; el que poco, que dé poco, pero siempre da” (libro de Tobías). ¿Cómo? Benedicto XVI nos alecciona: “para que el don no humille al otro, no solamente debo darle algo mío, sino a mí mismo” (Deus cáritas est) . Yo conozco a gente sin ahorros que comparte con los pobres lo poco que tiene, y a un parado de Valladolid que ha acogido en su casa a un matrimonio sin recursos que espera un hijo.