El príncipe Alois, un ejemplo de coherencia 

Autor: Josefa Romo Garlito  

 

 

Hasta los reptiles cuentan con un agujero como refugio; pero es indecible el número de niños nonatos expulsados del seno materno, helada su cuna natural por el desamor y maltratados en ella hasta la muerte. Incomprensiblemente, ocurre en casi todos los países que se autodenominan democráticos. La suerte de los más débiles, a muchos políticos les trae al pairo. Apostillan contra Hitler y los dictadores sanguinarios, sin darse cuenta de que los imitan en la promoción de acciones violentas. Ante el panorama de perversión del corazón, de las conciencias y de las costumbres, es gratificante la actitud del Príncipe de Liechtenstein, Alois, licenciado en Derecho y heredero del espíritu de Francisco José de Austria, quien dijo: “Mi deber como emperador es proteger a mi pueblo contra las locuras de sus políticos”. Si en el referéndum sobre el aborto del el 18 de septiembre de 2011 en Liechtenstein, ganara el sí, la ausencia, ya anunciada, de la firma del Príncipe, lo invalidaría. Si todos los que tienen responsabilidad en las leyes, siguieran el ejemplo de defensa de la vida humana del Príncipe Alois, ¿ no es verdad que se acabaría pronto el túnel del aborto, esa lacra inhumana de injusticia e impiedad?