Sencillez

Autor: Josefa Romo Garlito  

 

 

La sencillez es ajena a la ostentación y constituye el encanto de los niños; pero es virtud delicada y se consigue evitando excesivos elogios y cultivando un corazón agradecido y unos ojos que saben descubrir y valorar las buenas cualidades de los demás, sin despreciar a nadie. Jesús la enalteció hasta decir que “sólo los que se hacen como niños entrarán en el Reino de los Cielos”. La sencillez no se asocia con el engreimiento, la arrogancia, la jactancia, la altanería ni con la envidia; es amiga de la verdad, fuertemente emparentada con la humildad y despierta cercanía; como una luz, atrae poderosamente. En cambio, la falta de sencillez va junta con la soberbia, distancia a las personas y produce rechazo.  Sólo los hipócritas y aduladores gustan de acercarse a los que alardean de títulos, de valía personal, de riquezas o de posición social, de belleza o de otras vanidades.

Hablando de niños, llama la atención que la Infanta Doña Leonor se haya entrenado en importantes recepciones de la  realeza. Acaba de cumplir seis añitos, el 31 de octubre, y los celebró con sus amigos, ajenos a todo protocolo, sin fijarse en que su amiguita será Reina de España. Hacen bien sus padres en procurar que su hija sea una niña sencilla, y así pueda ser  grande de alma  y hacer mucho bien a los españoles.