Vigilia por la Vida

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

Valladolid. El sábado 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación, organizada por la Asociación Evangelium Vitae, tuvo lugar en el Santuario Nacional de la Gran Promesa, una Vigilia de Oración por la Vida, presidida por el Sr. Arzobispo, don Braulio Rodríguez Plaza. Al terminar la Eucaristía, un nutrido grupo de madres en estado de buena esperanza, rodeó el altar mayor para la ceremonia de bendición a las madres embarazadas.
Finalizó el acto con la Oración por la Vida, de Juan pablo II. El templo se vio abarrotado de fieles para pedir a Dios Padre “la conversión de los corazones para que se reconozca el carácter sagrado de toda vida humana en cualquier situación y momento en que se encuentre, y para que se legisle respetando su valor inviolable”.
Tras ensalzar Rodríguez en su homilía, la Encarnación de Jesucristo en el seno de la Virgen, hizo un recorrido por todas las formas injustas de muerte debidas al egoísmo, al consumismo y a la mentalidad utilitarista. Enunció que “apostar por la vida es uno de los grandes retos” y que “se ha perdido el sentido de lo que es la persona humana”, no sólo por parte de los gobiernos sino también porque muchas veces hay en nosotros desprecio y alejamiento de los problemas de
los otros, actitud nada cristiana. Aludió Rodríguez al fracaso social que representan los 85. 000 abortos del año 2004 y recordó a todos que la Biblia habla del “amor de Dios por cada ser humano, antes incluso de que se forme en el seno de la madre”, evocando también las palabras del Papa: «El amor de Dios no hace distinciones entre el ser humano recién concebido y que se encuentra en el seno materno, y el del niño, o el joven, o el hombre maduro o el anciano (...)”, lo que revela “hasta qué punto la persona humana es digna de ser amada en sí misma, independiente de cualquier otra consideración -inteligencia, belleza, salud, juventud, integridad, etc...- » ya desde “el inicio de la vida del embrión, antes de que se implante en el seno materno. Señaló que el deber de cuidar la vida de los seres humanos es de los padres
mientras crece y también de la sociedad, y que el Estado debe “ velar por la seguridad de sus
ciudadanos”; pero que éste y los anteriores gobiernos desde hace 20 años están haciendo “dejación de sus funciones en el caso de miles de ciudadanos que viven en el seno de sus madres ”. Afirmó que " los católicos rechazamos el aborto no sólo porque tengamos una fe que no acepta ese disparate, sino también porque razonando no se entiende”. Lamentó la “ley
permisiva del aborto, que no curará las heridas que éste ha producido en las mujeres que se han visto abocadas al aborto por la presión del ambiente y la falta de alternativas.” Braulio manifestó su deseo de llevar “un mensaje de esperanza a esas mujeres, “víctimas del aborto”, y luchar “por proyectos o por centros de atención a las madres y ofrecerles alternativas en caso de embarazo, y ayuda humana y espiritual”. Por aquí -aclaró- “deberían ir nuestros gobernantes, resolviendo los problemas reales de la gente y no los ficticios. Los que defendemos la vida no debemos callar ni quedarnos quietos”.