Queda inaugurado el “Año Paulino”
“Las Once Peticiones no oídas”

Autor: Padre José Martínez Colín
 
 
1) Para saber

El Papa Benedicto XVI inauguro el Año Paulino en las Vísperas de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo. Destacó que el Apóstol San Pablo es Maestro de Fe y Verdad de las gentes de hoy; y que su labor evangelizadora estuvo centrada en el amor a Cristo y la verdadera libertad que se presentan ejemplares para todas las generaciones.
Al iniciar su discurso en la Basílica de San Pablo de Extramuros, el Santo Padre recordó que el gran Apóstol, no es para nosotros una figura del pasado, que recordamos con veneración, sino que es también nuestro maestro, apóstol y heraldo de Jesucristo también para nosotros”.

2) Para pensar

Seguramente también habremos experimentado el amor de Dios, aunque también es probable que no lo hayamos reconocido como tal, incluso hayamos creído lo contrario, que no nos oyó, pero no es así. Hay las “Las Once Peticiones no oídas” que nos pueden ayudar a pensar en esa cercanía de Dios:

“Las Once Peticiones no oídas”

1) Yo había pedido a Dios poder para ser amado, y me he encontrado con el amor para no necesitar ser poderoso.
2. Yo le había pedido la salud para hacer grandes cosas, y me he encontrado con la enfermedad para hacerme grande.
3. Yo le había pedido riqueza para ser feliz, y me ha dado la posibilidad de ser feliz en la pobreza.
4. Yo le había pedido leyes para dominar a otros, y me he encontrado con la libertad para liberarlos.
5. Yo le había pedido admiradores para estar rodeado de gente, y me ha dado amigos para nunca estar solo.
6. Yo le había pedido ideas para convencer, y me he encontrado respeto para convivir.
7. Yo le había pedido dinero para comprar cosas, y me he encontrado personas para compartir mi dinero.
8. Yo le había pedido milagros para creer, y él me ha dado fe para hacer milagros.
9. Yo le había pedido un camino fácil para ganarme el cielo, y él me ha dado a su Hijo para acompañarme por la tierra.
10. Yo le había pedido de todo para gozar en la vida, y él me ha dado la vida para que goce de todo.
11. Yo le había pedido ser un dios, y Dios eligió hacerse humano como yo.

Podemos considerar que, efectivamente, Dios nos va concediendo lo que requerimos y no lo que queremos, pues al amarnos y conocernos mejor que nosotros mismos, sabe con verdad qué nos hace falta.

3) Para vivir

San Pablo, explica el Papa, es maestro de fe, no solo por enseñarnos el amor a Dios, sino por transmitirnos su experiencia de ser amado por Jesucristo. Sabía que Cristo había afrontado la muerte no por alguna cosa anónima, sino por amor a él y que, ahora como Resucitado, lo ama siempre.
La fe de San Pablo no es una teoría o una opinión sobre Dios. Su fe es el impacto del amor de Dios en su corazón. Y esa misma fe podemos y hemos también de vivirla cada uno de nosotros. Por eso, el Papa nos recuerda que es una santo para el día de hoy.
San Josemaría nos recomienda al respecto: “Pide humildemente al Señor que te aumente la fe. –Y luego, con nuevas luces, juzgarás bien las diferencias entre las sendas del mundo y tu Camino de apóstol” (Camino 580).

Encomendémonos, pues, a este gran santo para saber vivir de fe como él, que fue un hombre de fe.