La Voz del Papa.

¿Nos quejamos del clima?
Autor: Padre José Martínez Colín
 
 
1) Para saber

Hace 150 años, la Santísima Virgen María se apareció a una niña llamada Bernardita, en Lourdes, Francia. Por este aniversario, del 12 al 15 de septiembre, el Papa Benedicto XVI visitó el Santuario dedicado a Nuestra Señora de Lourdes.

Recordó la declaración de Bernardita al decir lo primero que había hecho la Virgen en su aparición: "el primer gesto que hizo la Señora, fue el Signo de la Cruz, en silencio y sin palabras”. El Papa enfatizó su importancia: “el Signo de la Cruz es la suma de nuestra fe, y haciéndolo con corazón atento entramos en el pleno misterio de nuestra salvación", y añadió: "¡En aquel gesto de la Virgen está todo el mensaje de Lourdes!".

El Papa explicó que la cruz de Cristo es una muestra clarísima del amor que Dios tiene por cada uno, pues subió a la cruz por nosotros. Por ello también podemos mostrar nuestro amor a Dios cuando nos toca cargar con una cruz, que son las dificultades y dolores.

2) Para pensar 

El Papa ha comentado que es preciso no huir del sufrimiento, pues sería rechazar el amor, pues para amar hay que saber renunciar a uno mismo.

Un cuento aleccionador puede ayudar a clarificarlo. Sucede que había un campesino que solía estar de muy mal humor, y aunque no le iba mal en las cosechas, le enfadaba sobre todo el clima: si llovía o no había llovido, si hacía mucho calor o no lo había… en fin, nunca estaba contento. Un día le pidió a Dios le permitiera mandar sobre la Naturaleza para que –según él– le rindieran mejor sus cosechas. ¡Y Dios se lo concedió!

Entonces, cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía; cuando pedía sol, éste brillaba en su esplendor; si quería más agua, llovía más; etc.

Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa fue grande porque la cosecha resultó un total fracaso. Desconcertado y molesto le preguntó a Dios por qué habían pasado así la cosas, si él había puesto los mejores climas que creyó convenientes.

Pero Dios le contestó: “Tú pediste lo que quisiste, más no lo que de verdad convenía. Nunca pediste tormentas, y éstas son muy necesarias para limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la dañan, y purificarla de plagas que la destruyan”.

El campesino reconoció su mal proceder y ya jamás se le ocurrió mandar sobre la naturaleza, sino que empezó a ver con buenos ojos el clima que hubiera, agradeciéndole al Señor, y confiando en su sabiduría. 

En la vida suele sucedernos algo semejante. Queremos que nuestra vida sea puro amor y dulzura, sin nada de problemas. Pero hemos de saber descubrir que las dificultades son ventajas que maduran a las personas, las hacen crecer.

A veces hace falta una verdadera tormenta para hacernos comprender lo inútil que ha sido enfadarse por tonterías, por chubascos pasajeros. Pensemos si sabemos aprovechar “nuestras tormentas”. 

c) Para vivir

El Papa concluyó que en Lourdes podemos aprender que "no existe verdadero amor sin sufrimiento, no hay don de la vida sin dolor…María, apareciéndose a santa Bernardita, ha abierto en el mundo un espacio privilegiado para encontrar el amor divino que cura y salva”.

Confiemos, pues, en la sabiduría y amor infinitos del Señor afrontando, con su gracia, cualquier tormenta que vivamos.