“La adoración no es un lujo, sino una prioridad” 

Historia del sembrador empedernido

Autor: Padre José Martínez Colín

 

 

1) Para saber

El Papa Benedicto XVI comentaba que había “sido verdaderamente una extraordinaria experiencia eclesial la vivida en Colonia la semana pasada con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud, con la participación de un grandísimo número de jóvenes de todas partes del mundo”. El Papa nos invita a poner prioridades en nuestra vida: Dios debe ocupar siempre el primer lugar. El siguiente relato que recibí nos lo puede recordar.
Sucede que dos amigos, no se veían desde hace mucho tiempo. Uno de ellos vivía fuera de la ciudad, se dedicaba a labrar la tierra, su pasión era el sembrar y cultivar el campo, su nombre era Joel. En cambio Alfonso vivía en la ciudad, era un prominente hombre de negocios. Además era un católico que amaba a Jesús, asistía a la misa, y leía la Biblia. Alfonso, decidió ir a visitar a su gran amigo Joel, pues hacía diez años que no lo veía. Así pues, una mañana calurosa, acompañado de su familia, emprendió el viaje rumbo al campo donde se encontraría con Joel. El reencuentro de los dos amigos fue muy emotivo, pues ambos se tenían un gran aprecio. Pasaron todo el día dialogando acerca de todo lo que habían hecho durante los años que no se veían y recordando los de juventud.
En un momento Alfonso mirando hacia el norte y descubriendo unos inmensos cultivos de maíz le preguntó a su amigo: “Oye, ¡qué gran sembradío de maíz! ¿es tuyo?” Joel respondió con mucho orgullo: “¡Si! Es mío. Todo ese sembradío que ves hacia el Norte es mío”.
Luego Alfonso se dio la vuelta hacia el sur y se topó con una maravilla de cultivos de trigo. “Y ese trigo ¿de quien es?”, preguntó. Respondió Joel: “Todo ese trigo que ves sembrado hacia el sur también es mío”. Continuaron caminando y llegaron a un floreciente sembradío de soya cubriendo todo el oeste, y antes que preguntara Alfonso, Joel le dice que también es suyo. 
Siguieron su paseo recorriendo los sembradíos y llegan a un cultivo de tomates. Alfonso maravillado pregunta nuevamente: ¿No me digas que todo eso también es tuyo? “¡Por supuesto! Que sí, también es mío.” Replicó Joel. “Humm., o sea que tu tienes sembradíos por todas partes: tu has sembrado en el SUR, en el NORTE, hacia el ESTE, y también al OESTE. ¡Guauu!. Qué maravilla. No lo puedo creer. Quizás debe haber algún lugar donde tu no hayas sembrado”. Joel nuevamente con orgullo, afirmó: “Ese soy yo, un SEMBRADOR EMPEDERNIDO”. De pronto Alfonso, mirando hacia el CIELO, se le ocurre hacerle la ultima pregunta a su amigo y le dice: “Estimado amigo Joel, y allá arriba, en el cielo, ¿TIENES ALGO SEMBRADO?…”. Joel se quedó sin habla, y en un momento comprendió que había gastado mucho tiempo de su vida en sembrar por todas partes, pero se había olvidado de sembrar en el lugar más importante.
Actualmente nos podemos dedicar a muchas actividades, pero todas ellas pasajeras; dedicamos horas, días, años en la siembra hacia el Norte, el Sur, El Este y el Oeste, cultivamos placer, poder, sembramos odios, rencores, envidias, maldad, avaricia, nos hacemos fanáticos de muchas cosas, clavamos los ojos en lo pasajero y terrenal, y no nos queda tiempo de mirar hacia arriba, nos olvidamos de SEMBRAR EN EL CIELO. 

2) Para pensar

El Papa recordaba hace pocos días la primacía que hemos de darle a Dios: “En donde Dios no ocupa el primer lugar, allí donde no es reconocido y adorado como el Bien supremo, la dignidad del hombre se pone en peligro. Es por lo tanto urgente llevar al hombre de hoy a «descubrir» el rostro auténtico de Dios..., postrarse ante él y adorarle..., la adoración no es «un lujo, sino una prioridad»”. 
Pensemos si hemos sembrado en el Cielo.

3) Para vivir
El Papa nos invita a buscar a Cristo, ese “debe ser el incesante anhelo de los creyentes, de los jóvenes y de los adultos, de los fieles y de sus pastores. Hay que alentar esta búsqueda, sostenerla y guiarla. La fe no es simplemente la adhesión a un conjunto de dogmas”, es seguir a Alguien, seguir a Cristo.
Ya San Pablo nos lo recomendaba: “Por lo tanto ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas del Cielo, donde Cristo esta sentado a la derecha de Dios (Col. 3,1). Pongamos en práctica esa adoración, teniendo al día unos momentos para levantar el corazón a Dios mediante nuestras oraciones.