Año de la Eucaristía
“Sin el domingo no podemos vivir”
Octubre: mes del Sínodo sobre la Eucaristía
Autor: Padre José Martínez Colín

 

 

1) Para saber

        Del 2 al 23 de octubre se celebra en Roma, como cierre del Año dedicado a la Eucaristía, la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, dedicada a la Eucaristía.

        El Papa Benedicto XVI ha querido concluir así el proyecto empezado por Juan Pablo II en octubre pasado. Hace pocos meses el Papa clausuraba el Congreso Eucarístico italiano con una Misa. En ella pronunció la homilía. Tomando como referencia el lema escogido para el Congreso: “Sin el domingo no podemos vivir”, contó una bella, heroica y bien documentada historia de los primeros tiempos del cristianismo.  

        Contó el Papa que hacia el año 304 el emperador Diocleciano prohibió a los cristianos, bajo pena de muerte, poseer las Escrituras, reunirse el domingo para celebrar la Eucaristía y construir lugares para las asambleas.

        En Abitinia, que era una pequeña población de la actual Túnez, 49 cristianos fueron sorprendidos un domingo mientras, reunidos en la casa de Octavio Félix, celebraban la Eucaristía desafiando así las prohibiciones imperiales. Tras de ser arrestados fueron llevados a Cartago para ser interrogados por el procónsul Anulino. Fue muy significativa, entre otras, la respuesta que un cierto Emérito dio al procónsul que le preguntaba por qué habían transgredido la severa orden del emperador. Respondió Emérito: “Por que sin el domingo no podemos vivir”; es decir, si no nos reunimos en las asambleas el domingo para celebrar la Santa Misa, la Eucaristía, no podemos vivir. Nos faltarían las fuerzas para afrontar las dificultades diarias y no sucumbir.

        Después de atroces torturas, estos 49 mártires de Abitinia fueron asesinados. Así, con la efusión de la sangre, confirmaron su fe. Murieron pero vencieron; ahora los recordamos en la gloria de Cristo resucitado.  

2) Para pensar  

        El Papa Benedicto XVI, concluía el relato diciendo que de esa “experiencia de los mártires de Abitinia debemos reflexionar también nosotros, cristianos del siglo XXI”. Y añadía que en vez de las prohibiciones del emperador, podemos encontrar otras dificultades, pues vivimos en un mundo “marcado a menudo por el consumismo desenfrenado, por la indiferencia religiosa y por un secularismo cerrado a la trascendencia”, pareciendo que vivimos en un desierto espiritual.

        Bueno sería pensar si no tendríamos que combatir un poco más ese consumismo que nos hace preocuparnos por aquellas cosas materiales que no tenemos y que nos hace entristecernos o perder la paz. O pensar si no habremos caído en la indiferencia religiosa que nos hace no darle importancia a lo relacionado con Dios: sea la misa dominical, nuestras oraciones o de hacer un trabajo digno de ser ofrecido al Señor. Si quisiéramos apartar a Dios de nuestras actividades cotidianas, del trabajo o en nuestras relaciones sociales, no teniendo en cuenta nuestra vida espiritual, caeríamos en ese secularismo del que nos previene el Santo Padre.

        Pensemos pues si vivimos ese amor a la Eucaristía como esos hermanos nuestros heroicos de los primeros tiempos.  

3) Para vivir  

        El Papa nos recuerda el motivo de la importancia de este Sacramento, pues “La Eucaristía hace presente constantemente a Cristo resucitado, que se sigue entregando a nosotros, llamándonos a participar en la mesa de su Cuerpo y su Sangre.”

        Es bueno vivir en sintonía con el quehacer de la Iglesia y que nos unamos este mes a ese Sínodo. Una manera de hacerlo es con nuestra asistencia a la Santa Misa los domingos, en donde podemos encomendar los frutos del Sínodo. Y luego, tener presente al Papa y a los participantes en nuestras oraciones, de modo que sus resoluciones repercutan en todo el mundo.