Para vivir la cuaresma

El Papa Benedicto XVI recuerda a Juan Pablo II

Autor: Padre José Martínez Colín

 

 

1) Para saber

Hace unos días el Papa Benedicto XVI tuvo un encuentro con los sacerdotes de la diócesis de Roma. Uno de ellos le dijo que veía en él la continuidad con su predecesor Juan Pablo II, en las palabras que pronunció durante su funeral: "Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora asomado a la ventana de la casa del Padre, nos ve y nos bendice", decía en aquella ocasión el entonces cardenal Ratzinger.

El Papa comentó que esa "ventana" siempre estará "abierta", y que es una buena ocasión para recordar la herencia fundamental del gran Papa Juan Pablo II: la opción por la vida.

En una ocasión, alguien contaba una experiencia que se puede relacionar con esta opción por la vida: Sucedió en un invierno en un país del norte, donde había nevado mucho. Había un potrero en el que después de cercar el terreno, sobró un rollo de alambre de púas, y lo dejaron en el granero, fijo con una estaca a la pared. 
Después de varios meses, cuando llegó la primavera se encontró que una pareja de pajaritos había hecho su nido en el interior de aquel rollo de alambre. No detuvo a las grises avecillas la dureza y frialdad del metal, no las asustó lo feroz y erizado de las púas; con briznas de hierba seca y con plumitas formaron ahí su propio mundo, tibio y suave, y en él perpetuaron su pequeña vida. Nuevas crías nacieron de aquel nido, dispuestas a volar con el nuevo sol de la primavera.
Podemos encontrar una lección del breve relato: "Aún en las adversidades puede la vida germinar; aún en medio de los más grandes sufrimientos puede florecer el milagro del amor”. No importan las dificultades externas, cuando hay la voluntad de vivir.

2) Para pensar

El Papa Benedicto XVI nos recuerda el sentido de la Cuaresma: Lo esencial es la palabra de Dios: “Hoy pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge la vida” (Dt 30, 19). Esta palabra fundamental de la Cuaresma es también la palabra fundamental de la herencia de nuestro gran Papa Juan Pablo II: escoger la vida y ayudar a los demás a escoger la vida. Se trata de renovar en la Cuaresma, por decirlo así, nuestra "opción fundamental", la opción por la vida.
A su vez, escoger la verdadera vida, es escoger a Cristo, quien tiene palabras de vida eterna. Sin embargo, es preciso no olvidar lo que Jesús nos dice: "El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará" (Lc 9, 24). Esta es la paradoja que debemos tener presente. No es arrogándonos la vida para nosotros como podemos encontrar la vida, sino dándola; no teniéndola o tomándola, sino dándola. Este es el sentido último de la cruz: no tomar para sí, sino dar la vida. 
Cristo nos enseña, pues, que escoger la vida es escoger el amor, que significa vivir para los demás, pues sólo podemos tener la vida en relación, no encerrados en nosotros mismos. Y la relación fundamental es la relación con el Creador; de lo contrario, las demás relaciones son frágiles. 
Por tanto, lo esencial es escoger a Dios. Un mundo vacío de Dios, un mundo que se olvida de Dios, pierde la vida y cae en una cultura de muerte. 

3) Para vivir

En ocasiones se confunde ese amor a la vida, pues se prefiere la propia vida a la de los demás. Por ejemplo, señala el Papa, se dice "no" a más hijos, pensando que nos quitan parte de la vida; o se dice "no" a la vida del que sufre, olvidando su valor. Y así hay una anticultura de la muerte, donde Dios está ausente.
Podemos vivir bien esta Cuaresma si renovamos nuestra relación con Dios, nuestra amistad con Jesús, renovando nuestro amor a Dios. Al escoger a Cristo no hemos elegido la negación de la vida, sino que hemos escogido realmente la vida en abundancia. El Papa terminaba diciendo que estas ideas son un modo de renovar nuestro recuerdo del gran Papa Juan Pablo II.