Año de la Eucaristía

¿Valoramos la Misa del domingo?

Autor: Padre José Martínez Colín

 

 

1) Para saber

        En este recién comenzado Año de la Eucaristía se ha de procurar honrar a Jesús en este gran .sacramento. Una forma de hacerlo es valorar la asistencia a la Santa Misa. El Papa Juan Pablo II ha dicho que espera que todos los fieles de la Iglesia puedan acercarse este año a la Santa Misa cada domingo, si no tienen un impedimento grave. Nos puede ayudar a reflexionar el relato siguiente.

        Había un niño llamado Fernando que cursaba el último año de primaria con muy buenas calificaciones. Su papá, que lo había notado, decidió darle una sorpresa. Un día le dijo: “Hijo, me alegra mucho el esfuerzo que estás poniendo en estudiar y cumplir tus tareas. Como premio te quiero llevar mañana de cacería y estrenaremos una escopeta. Te dejaré tirar para que caces un conejo o un pato”. Fernando se llenó de emoción, pues siempre había querido que su papá le dejará disparar a los animales.

        Aquella tarde se la pasó haciendo prácticas de tiro. Por la noche casi no lograba dormir a causa de la emoción. Por fin, al fía siguiente que era domingo, se levantó al amanecer y corriendo fue a decirle a su papá: “Espérame un momento. Voy a la iglesia a la Santa Misa. Y en cuanto termine me vengo corriendo para irnos de caza”. Al padre de Fernando no le gustó la idea, y le dijo: “Déjate de cosas. Prepara mejor tus cosas y nos vamos enseguida”. El niño insistió: “Pero papá, si no voy ahora, después ya no voy a poder ir. Acuérdate que hoy es domingo”. Pero el papá no estaba dispuesto a ceder y volvió a negarle el permiso: “Mira, no me vengas ahora con eso. No pasa nada si no cumples con ir, es una tontería. La cacería resultará igual de divertida aunque no vayas a Misa”. Entonces Fernando le dijo seriamente a su papá con respeto y con valentía: “Papá, si es una tontería cumplir con el tercer mandamiento de la Ley de Dios que nos pide santificar las fiestas, también será una tontería el cuarto mandamiento que nos manda honrar y obedecer a nuestros padres”. Sobra decir que el papá aceptó este argumento y lo acompañó a la Misa para irse después de cacería.

        Fernando tenía razón, así como el padre esperaba que su hijo le obedeciera, también Dios espera que le obedezcamos en todas sus leyes. Es importante cumplir los diez mandamientos completos sin saltarse ninguno.

2) Para pensar

          El Papa Juan Pablo II, al inaugurar el Año de la Eucaristía, nos decía sus motivos: “En realidad, todos los días, especialmente el domingo, día de la resurrección de Cristo, la Iglesia vive de este misterio. Pero en este año de la Eucaristía se invita a la comunidad cristiana a tomar conciencia más viva del mismo con una celebración más sentida, con una adoración prolongada y fervorosa, con un mayor compromiso de fraternidad y de servicio a los más necesitados”.

        Pensemos si le estamos dando la importancia debida a la Santa Misa, os i nos comportamos muchas veces indiferentes o hasta rebeldes hacia ste gran don de Dios.

 

3) Para vivir

        Es en la Eucaristía en donde podemos tener un encuentro íntimo con nuestro Señor Jesucristo. No podemos olvidar que en la Santa Misa está presente Jesús mismo. Y si tenemos la posibilidad de comulgar, no hay que dejar de pasar esta oportunidad de acercarnos con mucha devoción a Jesús Sacramentado.

        A ello nos invita el Papa: “El punto de encuentro es Jesús mismo realmente presente en la Santísima Eucaristía con su misterio de muerte y resurrección, en el cual se unen el cielo y la tierra, y se encuentran los pueblos y culturas diversas. Cristo es nuestra paz”.

        Hemos de saber vivir de la Eucaristía. Si nos preocupamos por comer todos los días y nadie es indiferente a comer o no comer. De modo semejante habría que hacer lo posible por procurarnos el alimento espiritual. Un buen propósito para este Año de la Eucaristía sería no faltar ningún domingo a la Santa Misa. A veces no faltaran dificultades u obstáculos, pero también es cierto que tomando nuestras precauciones, previendo nuestras actividades, se pueden vencer. Por ejemplo, alguno diría que no pudo ir a Misa porque recibió una visita inesperada de unos parientes o unas amistades. Pues bien, no deberías ser raro que a esas visitas se les invite a asistir con la familia a la Santa Misa, y así, no solo no se falto a Misa, sino que se ayudó a que fueran otros. Cuando hay interés y, sobretodo, amor, es fácil ver soluciones y no problemas. Cuidemos, pues, la asistencia a la Santa Misa, sabiendo que es tener un detalle de amor con el Señor.