El crimen abominable del aborto

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

Mientras no nos acostumbremos a llamar a las cosas por su nombre, no habrá entendimiento posible entre españoles. Nada de eufemismos, circunloquios, perífrasis, anfibologías o rodeos semánticos, para designar hechos que están más claros que la luz del sol. Eso de llamar “interrupción voluntaria del embarazo” para denominar el crimen horrendo de suprimir violentamente una vida humana, de un ser en potencia, con los mismos derechos a vivir que quienes lo engendraron, no cuela absolutamente, lo emplee quien lo emplee.

Es uno de los engaños y astucias semánticas, empleadas por la cultura de la muerte, para distraer la atención de los ignaros, tranquilizar su mala conciencia y tapar uno de los crímenes más abominables de la especie humana.

¡Qué malicia, qué hipocresía, qué absurdo, proteger la vida del lagarto verde o penalizar la captura del huevo de una cigüeña y no defender al ser más inocente e indefenso de los humanos¡. Ya va siendo hora que los ecologistas de pacotilla, se quieten la careta y dejen de tratar de confundir a los incultos de las clases más desfavorecidas y a la pobre gente indefensa¡.

Aunque una ley injusta lo promoviese con todas las mayorías requeridas, no dejaría por eso de ser una inmoralidad como la copa de un pino. Lo legal nunca justificará lo moral