Película sobre el P. Pío

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

He visto por dos veces la película del P.Pío y pienso verla alguna vez más. Es una verdadera joya cinematográfica. De las que dejan profunda huella, pues sabes que no es algo de fantasía, sino tema real y que ha constituido la obra de Dios sobre un ser humano que le correspondió fielmente, desde sus más tiernos años hasta su muerte y llegar a las cimas de la santidad.

Me ha producido un gran fruto espiritual, como si hubiera hecho unos Ejercicios Espirituales. Me ha conmovido profundamente hasta las lágrimas, en varios momentos y la considero una biografía completa de un santo moderno que a nadie dejará indiferente.

Me han impactado varios aspectos de la cinta, pero lo que más, las duras pruebas a las que le sometió el Señor en la persona del obispo inquisidor, que no le deja ni a sol ni a sombra y que desconfía como nadie de la santidad del P.Pio, empecinado en que todo era un montaje y una superchería. Dura prueba para acrisolar su santidad auténtica y definitiva.

Los mayores opositores del P.Pío fueron aquellos que más le tendrían que haber ayudado y comprendido. No hay obra de Dios sin fuerte contradicción.

Aparte de esto, la lucha con el demonio es impresionante y muy realista. Me ha convencido que el P.Pio es un santo moderno de primera categoría, un gran místico, un apóstol incansable, un hombre de Dios y un ferviente hijo de la Iglesia.

El guión refleja la historicidad y veracidad de la vida del protagonista, sin concesiones a lo sensiblero o milagrero. Todo el contenido es admirable, de ahí su valor ejemplarizante.

Aposta no he querido analizar los valores cinematográficos de la cinta, pues me haría interminable. Me ha parecido de un realismo total y muy conforme y provechosa para cualquier comunidad cristiana. Todos los actores están a gran altura, y el P.Pio borda su difícil papel de un gran santo y de hombre de Dios. Esta cinta está llamada a hacer un gran bien, sobre todo para almas consagradas, sacerdotes y religiosas. No se la pierdan.