Brujería

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

¿Qué de malo tiene el que te lean las cartas para conocer tu futuro? O que te lean el café, el cigarro o la palma de la mano. ¿Quién se puede resistir a una limpia con huevo o romero para librarse de un espíritu maligno? ¿Por qué sigue siendo de mal agüero el número 13 o cruzarse por la calle con un gato negro? Que si se te cae la sal en la mesa presagia desgracia. El hallar un muñeco de trapo clavado con alfileres es señal de que te han echado un maleficio. O el plantar hortensias en casa de mujeres jóvenes es malo, porque no se casan. ¿Por qué se toca madera? Sin negar que la brujería existe, hay que saber que la inmensa mayoría de los casos raros que nos acontecen se debe a la superstición de la persona, que en definitiva es manifestación de ignorancia. El discreto y el cristiano no ha de andar con estas cosas que tanto ofenden a Dios y que no tienen razón de ser ni son de sana lógica. Más bien tienes que hacer como general Cipión, que cuando llegó a conquistar la costa de África se cayó al desembarcar. Sabiendo que los marineros eran supersticiosos dijo abrazando la tierra: “No te me escaparás, África, porque te tengo asida y entre mis brazos”.