Carta al Rey Mago Melchor (I)

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Esta carta, Majestad, como bien te estás percatando, no está escrita con garabatos infantiles. No. Está hecha a computadora e impresa a todo color. ¿Qué te parece? Como ves, a pesar de ser gente “seria y moderna” nos hemos animado a escribirte porque los adultos queremos recibir nuestros “reyes magos”. La gente seria que controla el mundo desde su oficina a través del teléfono y de la computadora tiene tantas o más necesidades que los niños. No lo podemos negar. Oye, Melchor, recordando tu historia, siempre me ha admirado tu fe. Dejaste tu tierra, tu reino, tu familia, te aventuraste al desierto siguiendo una estrella para llegar a una cueva miserable y te postraste en adoración ante un recién nacido que yacía entre pajas. Reconociste en El a un gran Rey, a un Mesías, al Salvador. Y francamente, ¡qué generoso fuiste! Pusiste a los pies de esa pobre familia el cofre de tu oro. Era evidente que ellos lo necesitaban. Y lo dejas como si a ti ya no te importara nada. Melchor, nosotros los adultos somos gente seria y no necesitamos tu oro, porque tenemos al menos un poco más que los pobres de María y José. Aunque sí nos gustaría tener tus monedillas de oro, ya que a la gente seria le atrae mucho el oro. Majestad, lo que te quiero pedir no es tu oro, sino un poco más de tu fe y de tu generosidad. Esto es lo que te pedimos como regalo de reyes.